Esta iniciativa desde sus inicios, en 1994, cambió la concepción que existía del espacio y las actividades al interior de las bibliotecas escolares, con la integración de recursos para el aprendizaje como juegos, instrumentos musicales y mapas. Hoy son más de 2.650.000 los estudiantes de colegios municipales y particulares subvencionados que se benefician con este […]
Esta iniciativa desde sus inicios, en 1994, cambió la concepción que existía del espacio y las actividades al interior de las bibliotecas escolares, con la integración de recursos para el aprendizaje como juegos, instrumentos musicales y mapas. Hoy son más de 2.650.000 los estudiantes de colegios municipales y particulares subvencionados que se benefician con este programa del Ministerio de Educación.
“La primera vez que leí un libro fue en la biblioteca. Después de eso he pasado los mejores momentos de mi vida en el CRA”, afirma de forma categórica la alumna Fernanda Becker Hidalgo (12 años), del Colegio Leonardo da Vinci de Arica. “Ojalá pudieran ver a los niños y niñas ordenar y reparar los libros, mostrar sus manos limpias antes de entrar. Ellos llegan a leer, a disfrutar. Cuando veo libros usados, pienso que tienen vida”, agrega María Jesús Flores Cofré, encargada del CRA en la Escuela Padre Alberto Hurtado de Curicó.
Estas palabras reflejan muy bien el sentido del trabajo que ha desarrollado el equipo liderado por Constanza Mekis Martínez, Coordinadora Nacional de Bibliotecas Escolares CRA del Ministerio de Educación. Ella ha recorrido Chile para acercar a niños y jóvenes a la lectura. Incluso recuerda con emoción cuando en una escuela rural de la Novena Región donde se había implementado una Biblioteca CRA realizó una lectura en voz alta que comenzaba así:
“Una vez, en el bosque de Gululú, apareció un Gatopato.
¿Cómo era?
Bueno, con pico de pato y cola de gato. Con un poco de plumas y otro poco de pelo. Y tenía cuatro patas, pero en las cuatro calzaba zapatones de pato…”
Se trataba del cuento “El Gatopato” de María Elena Walsh. “Toda la comunidad escolar, los profesores y directivos, los apoderados, alumnos de distintos cursos, participaron de esta lectura. Algunos se reían. Otros aplaudían. Esta historia los conmovió. Fue mágico”, señala Constanza Mekis.
Recientemente se cumplieron 20 años de las Bibliotecas CRA y sus logros en cobertura, calidad y formación de profesionales son el resultado de un trabajo silencioso, que ha contribuido a que la literatura sea un patrimonio accesible para todos los niños y jóvenes de Chile.
Las Bibliotecas CRA aportan a la calidad de la educación a través del fomento a la lectura por placer, así como el apoyo al aprendizaje transversal de habilidades de información y a los programas curriculares. Hoy están presentes en establecimientos municipales y particulares subvencionados de las 15 regiones del país. Al año 2013, se habían implementado 10.700 bibliotecas escolares, que benefician a 1.900.448 alumnos de básica (96,87%) y a 750.352 de media (96,54%).
Para las escuelas y liceos con CRA contar con esta biblioteca implica un compromiso: tienen que disponer de un profesor que asuma como coordinador pedagógico del CRA y de una segunda persona que forme parte de este equipo y que esté contratada a jornada completa.
Este compromiso se ha traducido también en incorporar las Bibliotecas CRA al horario escolar, es decir, hay momentos de la jornada dedicados a que los alumnos de un curso trabajen en este espacio. “Esa sistematización nos ha hecho ser parte del día a día en escuelas y liceos –explica Constanza Mekis-. Queremos niños y jóvenes lectores, que tengan el desafío de hacer buenos proyectos de investigación y para ello necesitan recursos diversos que es lo que entregamos con las Bibliotecas CRA. Ha existido sintonía con las escuelas en que para aprender hoy, se necesita un CRA”.
Los materiales que forman parte de las Bibliotecas CRA son impresos, audiovisuales y concretos: libros de ficción y no ficción, novelas gráficas, DVDs, enciclopedias, elementos didácticos (mapas geopolíticos o de relieve, cubetas de onda, equipos de óptica o de termología, instrumentos musicales, entre otros) y publicaciones periódicas que entregan información de actualidad y de conocimientos generados en áreas específicas.
Mediante el trabajo con los coordinadores y encargados del CRA, los directivos y docentes, se ha buscado generar nexos entre el currículo y el mundo de la lectura, pero tal como explica Constanza Mekis hay muchas variables que se interrelacionan para lograr un buen aprendizaje. “Se necesitan profesores que sean lectores, que sus planificaciones estén relacionadas con el uso de recursos de aprendizaje, que estén comprometidos con un aprendizaje integral. ¿Yo qué quiero de los alumnos? ¿Qué tengan 7 o que además sean personas generosas, preocupadas, con conciencia del valor de la amistad? Esa integralidad se va dando en estas relaciones continuas con el mundo del conocimiento. El estar cerca de buenos materiales transforma. El niño que ha tenido acceso a noticias desde distintos puntos de vista, al que la poesía lo toca, va a mirar con otros ojos el mundo que lo rodea”.
Los alumnos las valoran: “En el CRA nos sentimos cómodos: podemos estudiar, aprender, pasar un rato con los amigos. Hay muchos libros para leer y computadores para trabajar”, dice Francisca Torrijo González (15 años), del Instituto Superior de Comercio ABG, de Viña del Mar.
Probablemente ésta sea una de las tareas más importantes para que las Bibliotecas CRA tengan éxito y por esta razón el equipo CRA-Mineduc se ha preocupado constantemente de ellos. Publican materiales de apoyo que están disponibles en www.bibliotecas-cra.cl y en papel digital en issuu.com/bibliotecas_cra y organizan jornadas de formación presenciales.
Jacqueline Balcells, escritora chilena de literatura infantil, entrega algunas sugerencias a los encargados CRA para que continúen estimulando con éxito a los estudiantes en el hábito lector: “La gran tarea del bibliotecario es leer mucho para luego entusiasmar dando pistas y contando de qué se trata el libro. Hay que ofrecer la lectura como quien ofrece a un niño un trocito de pastel, con el que se quedó con gusto a poco. Muchas veces los textos considerados grandes obras literarias no son los mejores para iniciarse en el placer de leer: una novela de detectives o un comic puede ser el punto de partida para adquirir el gusto por vivir otras vidas”.
Y agrega: “Una biblioteca acogedora, con una amplia y atractiva gama de temas e información, se puede convertir en un oasis maravilloso donde fomentar la lectura y dar pie a la investigación. Pero es muy importante que la biblioteca no se transforme solamente en sede de las tareas y del trabajo, sino que sea un espacio de acogida al que se vaya por gusto. Que el silencio y los mesones para trabajar puedan ser también el lugar donde, cobijados por los libros, los niños dibujen o los jóvenes escriban”.
Constanza Mekis destaca las principales tareas que tienen por delante las Bibliotecas CRA. En primer lugar, fortalecer el uso de los recursos de aprendizaje que se ofrecen, lograr que los profesores los utilicen y que a través de ellos apoyen la gestión curricular y el fomento de la lectura. Y, junto con lo anterior, profesionalizar la red de coordinadores y encargados CRA, para lo cual es necesario ofrecer un plan de formación permanente que promueva la especialización tanto en el área bibliotecológica como pedagógica.
Asimismo, se proyecta proveer a las Bibliotecas CRA de recursos tecnológicos y servicios digitales que sean de utilidad para sus usuarios. Y, por supuesto, llegar de manera más efectiva a todos los actores de la comunidad educativa, con especial énfasis en el cuerpo directivo, a fin de integrar de mejor manera el uso de los recursos CRA al proyecto educativo institucional.