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Aprendizaje socioemocional, el pilar de la arquitectura de la vida estudiantil

Varios estudios han demostrado que el aprendizaje socioemocional no solo mejora la conducta de los niños y jóvenes, sino que también su desempeño académico. Además, la consciencia de los otros es esencial para construir relaciones interpersonales sanas. Para abordar este tema, Revista de Educación conversó con las psicólogas Neva Milicic y Verónica López sobre educación socioemocional y la búsqueda de propósitos en la vida.

Varios estudios han demostrado que el aprendizaje socioemocional no solo mejora la conducta de los niños y jóvenes, sino que también su desempeño académico. Además, la consciencia de los otros es esencial para construir relaciones interpersonales sanas. Para abordar este tema, Revista de Educación conversó con las psicólogas Neva Milicic y Verónica López sobre educación socioemocional y la búsqueda de propósitos en la vida.

“Hay genios sin estudios e idiotas con doctorados. La verdadera sabiduría no te la otorga un título sino lo que haces con lo que has aprendido a lo largo de tu vida y la manera en cómo tratas a los demás”.

Esta frase del escritor mexicano Joseph Kapone, tomada del libro “El Reyecito” de Javier Sheward, ilustra a la perfección la íntima relación que existe entre el aprendizaje socioemocional y la “verdadera sabiduría” que, según Sheward, consiste en descubrir el “propósito” de nuestra vida para encausar nuestras acciones hacia un norte bien inspirado y definido.

“Todo cambió cuando tuve claro que había un propósito en mi vida, más allá de mi persona; hacia los demás (…). Podemos tener un granero con lo mucho que hemos aprendido, pero de nada nos sirve si esperamos tener un momento de inspiración para actuar (…). Recordemos que un gran sabio dijo, que el que aprende y aprende y no practica lo que sabe, es como el que ara y ara y no siembra”, sostuvo el protagonista de ese libro.

Este es un tema más que vigente, que cobra aún más sentido en la actualidad, en medio de todos los problemas de convivencia escolar, salud mental y déficit emocional que enfrentaron las y los escolares chilenos en el primer semestre, y que podrían continuar repitiéndose en el segundo semestre si es que el sistema educacional no le da la importancia que merece al aprendizaje socioemocional.

Pero, ¿Cómo se puede lograr que los niños, niñas y jóvenes tengan un propósito de vida, un motor que los llene de energía y que se oriente no solo a sí mismo, sino hacia los demás? ¿Qué se puede hacer para que descubran un sentido real y profundo a lo que aprenden en el colegio? ¿Qué rol tiene en esto el aprendizaje socioemocional y qué efectos tiene éste en el rendimiento escolar?

Para tener más información sobre este tema, conversamos con Neva Milicic, psicóloga de la Universidad Católica y doctora en psicología por la Universidad de Gales, y con Verónica López, psicóloga de la Universidad Católica y doctora en Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid, además de directora del Centro de Investigación para la Educación Inclusiva, quienes entregan luces de hacia dónde se debe reorientar el sistema educacional postpandemia.

Cómo despertar el propósito de vida

Neva Milicic, quien actualmente es parte del Consejo Asesor para la Convivencia, Bienestar y Salud Mental en Educación Inicial de la Subsecretaría de Educación Parvularia, sostiene que la mayor fuente de energía en el logro de los propósitos vitales de niños y jóvenes es sentirse “querido y querible” y eso “supone que los adultos a cargo con gestos y palabras les demuestren cuánto y cómo los quieren”.

Explica que eso influye de manera decisiva en una suerte de “narrativa personal”, una forma de definición autobiográfica, que da cuenta de la percepción que tienen acerca de quiénes son, cuál es su historia y quiénes podrían llegar a ser. “La construcción del sí mismo supone tener metas, sentirse arquitectos de la propia vida. Tanto mejor será el diseño, en la medida de que más personas hayan confiado en las capacidades de estos niños y jóvenes y hayan tenido la generosidad de reconocerlos en la forma más explícita posible”, asegura.

En la última edición de su libro “Confiar en uno mismo” hay una frase reveladora: “Definir la propia identidad supone tener un espacio para el encuentro consigo mismo y estar consciente de las propias necesidades y emociones”1. Ello requiere de adultos que se den el tiempo necesario para escuchar a niños y jóvenes y que generen espacios educativos cuyo objetivo central sea pensar acerca de sí mismo.

Por otro lado, Verónica López -quien forma parte del Consejo Asesor para la Convivencia Escolar y la No Violencia convocado por el Mineduc para orientar políticas públicas en esta materia- agrega que por “propósito de vida” se alude a las motivaciones fundadas en las voluntades, que encaminan al desarrollo de un proyecto de vida. “Me parece que la respuesta educativa debiera apuntar a ofrecer oportunidades para el desarrollo de proyectos de vida diversos. Obviamente en esto la educación no es la única responsable, le cabe un rol a la familia, pero en términos de la respuesta educativa lo fundamental tiene que ver con poder orientar el currículum de manera inclusiva, de tal forma que apunte no sólo a los conocimientos o las habilidades orientadas a lo cognitivo, sino que además a garantizar que se ofrezcan oportunidades para la formación integral, es decir, la posibilidad de planear y construir proyectos de vida diferentes entre sí”.


El reportaje completo lo podrán leer en la Revista de Educación N399 

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