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Revista de Educación •

Política educativa

El Informe de FLACSO Chile hizo una ronda de consulta

mediante correo electrónico a dos públicos objetivos:

expertos y expertas en educación; y profesores trabajando en

establecimientos educacionales. Logró recabar la opinión de 40

profesores y profesoras y de diez expertos/as.

Cuando se preguntó a los docentes

qué es lo más difícil

de implementar en el contexto escolar en el ámbito de

la equidad de género

, se detectaron dos dimensiones que

requerirían atención:

• La primera es la necesidad de que ellas y ellos adquieran

los elementos necesarios para hacerse conscientes de los

estereotipos de género que orientan la práctica pedagógica

(57,5%).

• La segunda se refiere a la necesidad de socializar en el

espacio escolar similares expectativas sobre el futuro laboral

de niños, niñas y adolescentes (45%).

En un segundo orden de importancia, otras dimensiones

problemáticas de implementar, pero que a la vez son valoradas,

son la necesidad de un trato imparcial (27,5%), la equivalencia

a la hora de mostrar modelos empoderados de mujeres y

hombres (25%), el logro de resultados similares en matemáticas

y lenguaje (25%), la asignación de responsabilidades similares

(20%) y el desarrollo de las potencialidades de niños, niñas y

adolescentes (20%).

Asimismo, el informe indica que

al preguntarles por aquellos

aspectos más importantes en que se observa inequidades de

género en el ámbito de la escuela

, mencionan:

• La internalización de expectativas estereotipadas de roles de

género (32,5%) en los actores del espacio escolar, que estaría

cruzando las distintas dinámicas en que se desenvuelve la

vida cotidiana de las y los estudiantes. Expertos consultados

también señalan esta cuestión, indicando que tienden

a persistir en una parte del profesorado una serie de

expectativas estereotipadas de género en torno a áreas del

conocimiento que sigue encasillando a “niñas y mujeres en

humanidades y niños y hombres en ciencias y tecnología”.

• Las prácticas docentes (30%), pues en el aula se despliegan

una serie de hábitos y prácticas cuyos protagonistas son los

profesores/as y que reforzarían un repertorio anquilosado en

la cultura docente.

En las prácticas docentes parece hallarse una clave significativa

en la perspectiva de avanzar hacia indicadores de equidad de

género. Esto se desprende de los discursos de la diversidad de

quienes intervinieron en los grupos de conversación y también

de la apreciación de las y los expertos consultados vía encuesta:

tanto la retroalimentación entre el docente y estudiantes, así

como los recursos pedagógicos usados y el rol del profesor para

Sondeo por las

inequidades de género

facilitar un clima al interior del aula que favorezca un cambio de

relaciones entre los y las estudiantes, son factores mencionados.

Los especialistas señalan que, a la fecha, las actividades

pedagógicas diferenciadas por género mantienen la división de

roles intacta: “clase de educación física separada entre mujeres

y hombres o con actividades ʻde acuerdo a su sexoʼ; oferta

de talleres para ʻmujeres y hombresʼ; ejemplos en clases que

representan a mujeres y hombres en actividades estereotipadas

de su género o que modelan la familia nuclear heterosexual

(día de la madre/padre); responsabilidades diferenciadas por

género en centro de estudiantes; altas expectativas para que las

cuidadoras y madres se involucren en el proceso de aprendizaje

escolar, pero no se exige o espera lo mismo de los cuidadores”.

Mencionan la utilización de los espacios, entre los que se

cuenta el patio como escenario central en el cual se siguen

reproduciendo pautas que implican una segregación de las

niñas.

Cabe señalar que, en las prácticas docentes se alojan criterios

naturalizados que derivan en situaciones discriminatorias,

por ejemplo, en el impulso que docentes manifestarían hacia

liderazgos masculinos en espacios como los centros de alumnos

o las presidencias de curso. Del mismo modo, se menciona

un dispar repertorio de reconocimientos que favorecería a los

niños en desmedro de las niñas, poniendo una interrogante con

respecto a los adecuados mecanismos para el fortalecimiento

de la autoestima de estas últimas, lo que, a su vez, se conectaría

con sus proyectos y expectativas.

Finalmente, en la búsqueda de

dimensiones que en la

actualidad sean importantes de medir en torno a las

inequidades de género en el medio escolar

, los profesores y

profesoras consultados destacan dos: 1) la asignación equitativa

de responsabilidades entre estudiantes mujeres y hombres

(30%) y, 2) la dinámica de relaciones que se genera al interior de

la comunidad educativa (27,5%).

La reflexión surgida en el grupo de expertos encuestados se

orienta al rediseño del currículo, poniendo especial atención

al área de lenguaje y los estereotipos que hegemonizan

las lecturas en los primeros años de escuela. “Repensar el

currículum y en particular en el área de lenguaje, no solo el uso y

abuso del genérico masculino, sino de las lecturas y los cuentos

en los niños y niñas más pequeños, reflexionar sobre qué

modelos de ser hombre y mujer estamos entregando a través

de esas expresiones”.

Fuente: FLACSO Chile. Informe: “Propuesta de rediseño de

indicadores para medir la brecha de género en el sistema

escolar chileno en el marco de los indicadores de desarrollo

personal y social de la Agencia de Calidad de la Educación”.

Pág. 111, 112, 114, 115 y 116.