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Revista de Educación •

Política educativa

La Directora de Educación Pública, Alejandra Grebe, con estudiantes de la Escuela Leonardo Da Vinci, del Servicio Local de Educación Pública Barran-

cas. Foto: Gentileza Dirección de Educación Pública y Servicio Local de Educación Pública Barrancas.

¿Cuál era el panorama en las escuelas y liceos públicos?

Había cosas muy prácticas que resolver, por ejemplo,

en los baños hay que mantener la distancia física. Y suelen

haber cuatro lavamanos, tanto en los baños de hombres

como de mujeres, entonces había que clausurar los dos del

medio. Después, en las salas, en las escuelas públicas y en

los liceos más antiguos hay un metro cuadrado por cada

alumno y ahora se necesitaban cuatro metros por alumno.

Además, teníamos salas con 38 o 39 alumnos, eso significa-

ba que se requerían tres salas para un 4° o 3° medio o para

cualquier curso que tenga ese número de estudiantes. Co-

menzamos a mirar la escuela con otros ojos y a pensar cómo

hacerlo. Incluso apareció el concepto de los lavamanos

móviles que se podían poner en los patios, pero el protoco-

lo decía que había que disponer de alcohol gel y toalla nova

para que los niños se secaran las manos, ¿cómo poníamos

la toalla nova? Y así cada uno de los establecimientos em-

pezó a, literalmente, dibujar sus planes de regreso.

Cuando se informa de los siete pasos que se debían

cumplir para la vuelta a clases presenciales, empezamos a

trabajar con la DEG (División de Educación General) para

ver lo que teníamos, lo que nos faltaba, y cómo ajustába-

mos estos planes. Al final nos dimos cuenta que no era

mucho lo que nos faltaba.

Lo esencial es que nuestras escuelas tienen que ser

seguras sanitariamente, los protocolos se deben cumplir, la se-

ñalética tiene que existir. Y en segundo lugar, era necesario ca-

pacitar a las personas y para eso nos pusimos en contacto con

las Seremías de Salud para que nos ayudaran en ese tema.

Y también consideramos que era muy importante den-

tro de esta planificación el tema de la seguridad en cuanto a

contención emocional.

¿Qué se ha hecho desde la Nueva Educación Pública

para trabajar la contención socioemocional con direc-

tivos, docentes y asistentes de la educación desde el

inicio de la pandemia hasta ahora?

Sabíamos que los niños iban a llegar muy distintos

a cómo se habían ido la última semana de marzo. Y los

profesores y asistentes de la educación también. Entonces

desarrollamos unos cuestionarios socioemocionales, los

trabajamos con una mesa de expertos y ya los estamos

aplicando en el ámbito rural.

Tuvimos una experiencia muy buena en algunas

comunas del norte en altura como Visviri, en el Servicio

Local de Chinchorro, que se ubica en la Región de Arica y

Parinacota. Enviamos equipos a los 5.000 metros de altura,

formados por psicólogos y duplas psicosociales de ese

Servicio Local, además de una persona encargada de ese

tema de la DEP (Dirección de Educación Pública). Hicieron

talleres a los profesores, apoderados y niños. Se ha diseña-

do una completa planificación, incorporando también a las

escuelas especiales.

Y se partió por Chinchorro. ¿Qué gracia permite tener

esta Red de Servicios Locales? Esta experiencia, que es

exitosa, se va a traspasar a Costa Araucanía. Uno podría

decir: “Arica no es igual a Costa Araucanía”. Estamos de

acuerdo, pero ambas tienen un porcentaje significativo

de ruralidad, por lo tanto esta experiencia vivida en la

ruralidad y en las escuelas especiales de Chinchorro se

va a traspasar ahora a Costa Araucanía. Vamos a ir repli-

cando lo que sí funciona, anticipándonos con un trabajo

que se puede hacer con los apoderados, los profesores y

los alumnos antes que los niños vuelvan definitivamente a

nuestros establecimientos educacionales.