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Revista de Educación •
Ciencia y tecnología
Isabel Behncke Izquierdo,
primatóloga chilena que estudia
el comportamiento social,
especialmente el juego, de los
bonobos, junto con el chimpancé.
Magíster (MPhil) en Evolución
Humana de la Universidad de
Cambridge y Doctorada (PhD) en
Antropología Cognitiva y Evolutiva
de la Universidad de Oxford, es
miembro del Grupo de Investigación
en Neurociencia Social y Evolutiva
de la Universidad de Oxford y
del Centro de Investigación en
Complejidad Social (CICS) de la
Universidad del Desarrollo.
Foto: Gentileza de Isabel Behncke.
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Ciencia y tecnología
¿Qué podemos
aprender de nuestros
“primos” los bonobos?
La chilena Isabel Behncke tuvo la valentía y el privilegio de desplazarse a la localidad de
Wamba, en la República Democrática del Congo (África), donde trabajó por tres años. Allí
recorrió más de 3 mil kilómetros en la selva y se dedicó a estudiar la conducta social de
estos primates y sus similitudes con los humanos. Hoy es investigadora colaboradora del
Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Universidad del Desarrollo.
Isabel Behncke, primatóloga chilena
L
os descubrimientos de la chilena Isabel Behncke
han dado la vuelta al mundo y han convertido a la
primatóloga -PhD en Antropología Cognitiva y Evo-
lutiva de la Universidad de Oxford- en una referente mun-
dial del estudio del comportamiento primate y humano.
Hay quienes se preguntarán qué sentido tiene estudiar
la biología evolutiva. Y la verdad es que la respuesta es
contundente. Tal como ella explica en una extensa entre-
vista a Revista de Educación, “en primer lugar, el conoci-
miento sirve en sí mismo y hay un elemento de curiosidad
involucrado, es fascinante entender los mecanismos detrás
de cómo surge la vida, cómo funcionan las especies y
cómo cambian en el tiempo”. Y, además, “hay muchísimas
aplicaciones prácticas porque al acercarnos a los proce-
sos que hay detrás del cambio en la vida, el ser humano
se hace preguntas, por ejemplo, en educación: ¿cuánto
podemos aprender?, ¿cuánto tenemos de fijo y cuánto de
plástico? Éste es un ejemplo de pregunta que se informa
mucho con la biología evolutiva porque permite mirar ha-
cia atrás y eso da una dimensión de lo que puede ocurrir
más adelante”.
Otras interrogantes, señala la experta, tienen que ver
con la crisis ecológica actual y la biología evolutiva sirve
para eso, porque da respuestas. Por ejemplo, en cuanto a
la pérdida de biodiversidad. “La extinción es natural, sí, en
el tiempo las especies se extinguen, pero podemos cono-
cer cuál es la tasa que más o menos uno puede esperar en
cuanto a la extinción de las especies y cuál se necesita para
seguir teniendo ecosistemas que funcionen”.
EL APRENDIZAJE HUMANO Y EL DE LOS BONOBOS
Isabel Behncke destaca que tanto nosotros como ellos so-
mos mamíferos y primates sociales, lo que quiere decir que
“gran parte de nuestro aprendizaje es de una u otra mane-
ra social: tiene significancia social, ayuda a desarrollarse en
el mundo social, aprendes ‘con’ otros, mediado por otros,
en interacción social”
Un dato curioso: ambas especies tienen infancias ex-
tendidas, si bien en los bonobos no es tan larga como en
los humanos. “En general, en los mamíferos el período de
infancia tiene correlación con el período de aprendizaje y
eso a su vez tiene relación con la complejidad del mundo
que esa especie tiene que ‘aprehender’. Obviamente, eso
tiene un costo, el tener infantes por más tiempo signifi-
ca que hay que alimentarlos, no se valen por sí mismos.
Si uno es un animal salvaje, tener infantes ‘inútiles’ por
mucho tiempo es peligroso porque se los van a comer o
quién les va a dar comida, etc. Pues bien, en el caso de los
bonobos ellos son infantes por un largo tiempo, por lo que
juegan bastante, y eso los construye como son”, asegura.