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Revista de Educación •

En el aula

El proceso se gestó en octubre de 2017 y duró hasta

los primeros meses de 2018, y durante el transcurso de

ese tiempo se sumó la ayuda de la Universidad de la

Frontera (UFRO). A través de ellos alcanzaron a reformu-

lar todas las áreas. De esta manera, consiguieron que

el proyecto pedagógico fuera totalmente participativo,

incluyendo en algunos aspectos a los estudiantes para

que contribuyeran en formar un espíritu nuevo.

En marzo de 2018 los profesores trabajaron en nue-

vas actividades para los proyectos educativos en el área

TP (técnico – profesional), pues al ser un establecimiento

técnico - profesional necesitaban potenciarlas.

Para que esto resultara, decidieron partir con todas

las especialidades de 1° medio. Pero con un gran cam-

bio: ahora todos los alumnos iban rotar en las especiali-

dades, es decir, debían desarrollar al menos una actividad

de cada área, de manera que al momento de elegir iban

a tener claro qué camino seguir.

“En esto participamos todos, hasta el Centro de

Padres y los docentes, así pudimos mejorar en todas las

especialidades y luego de eso llevar estos aprendizajes a

la realidad en las prácticas laborales”, relata entusiasma-

da la directora.

VEINTE SALIDAS A TERRENO

Al mismo tiempo, se formó una “Mesa Empresarial”,

donde los profesores del liceo pudieron conversar con

personas de distintas compañías y empresas para cono-

cer cómo era el trabajo de los alumnos en sus prácticas

y junto a eso, saber en qué estaban fallando ellos.

En el área de turismo, por ejemplo, se potenció que

los estudiantes conocieran la zona, y así sintieran mayor

compromiso con la especialidad. Se trabajó para gestio-

nar cerca de 20 salidas a terreno a todas las atracciones

turísticas de la región, como el circuito de las Torres del

Paine, la Bahía, la ruta Kawésqar, los hielos milenarios y

Puerto Edén, el que se sitúa al sur del Golfo de Penas,

todo esto bajo la supervisión de su profesor.

Otro ejemplo, es la especialidad de enfermería.

Para acercar a los estudiantes al área de la salud, se lle-

varon a cabo una serie de prácticas y visitas a hospitales

y policlínicos de la zona. Lo mismo ocurrió con hotelería

y gastronomía, pues los jóvenes tuvieron la posibilidad

de preparar la cena completa para el Colegio de Profe-

sores de la región, entre otros eventos.

Además, hicieron un cambio dentro del horario de

clase, modificando las jornadas de los alumnos de 1º

a 4º medio. “Incluimos talleres de danza, arte y teatro

para que el día no fuera solo estudio, eso hizo cambiar

las mentes de muchos”, comenta Cristina Susi.

Como institución no solo se han preocupado de

optimizar las gestiones dentro del liceo, sino que

también han trabajado en mejorar el futuro de los

adolescentes, al conseguir preuniversitarios para los 3º

y 4º medios.

También están trabajando junto al Programa de

Acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Su-

perior (PACE). Así han podido formar una red de apoyo

para facilitar el acceso de todos aquellos alumnos que

deseen ingresar a la educación universitaria.

Uno de los cambios impulsados en el Liceo Politécnico Luis Cruz Martínez es que todos los alumnos de 1° medio deben rotar en las especialidades

TP (técnico-profesional), de manera de tener claro qué camino van a elegir.

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Revista de Educación •

En el aula

LENGUAJE Y MATEMÁTICAS

Además de las especialidades TP, los profesores sabían

que los estudiantes debían mejorar en otros aspectos,

como lenguaje y matemáticas. Para lograr avances, deci-

dieron dividir a los alumnos sin distinción, así consegui-

rían trabajar y concentrarse.

Por ejemplo, se separaron a los 1° medios en cuatro

grupos de lenguaje y lo mismo en matemáticas. Según

la directora Cristina Susi, el cambio resultó bastante

bien, pues los alumnos entendían las materias mejor

en grupos reducidos, ya que el aprendizaje fue más

focalizado. Esto le permitió a los docentes avanzar más

rápido en los contenidos.

Para que esto funcionara como reloj, los educadores

debían planificar juntos, con el apoyo del Programa de

Integración Escolar (PIE), porque así podían entregar re-

troalimentación a los alumnos. Así cada uno sabía en qué

estaba progresando y en qué no.

Se aplicaban pruebas o ensayos para medir los avan-

ces de los niños y jóvenes. Y si al grupo le iba bien, se

organizaba una convivencia para estimular su trabajo.

Otra forma de incentivar el progreso en el aprendiza-

je fue a través de las salidas a terreno. Cuando un grupo

aprobaba una especialidad, se le premiaba con una salida

fuera del liceo. Esta idea tuvo gran recepción, pues nin-

gún adolescente quería quedarse sin paseo.

Y para potenciar el gusto por el inglés, el liceo hizo

un convenio con el Instituto Chileno Británico de Punta

Arenas, que becó a 10 alumnos. Gracias a esto, todos

quienes se inscribieron pudieron certificarse. Por el alto

interés de estudiantes y apoderados, este año nuevamen-

te enviarán a otro grupo a aprender inglés.

PANDEMIA COVID-19

Hoy el liceo tiene al 80% de sus alumnos conectados.

Sus clases son en línea y a quienes no cuentan con cone-

xión a internet, se les envía el material y los libros a sus

casas. Todo esto es gestionado por el equipo de profe-

sionales de la unidad de Integración y por los inspecto-

res, quienes recorren todas las semanas los hogares de

los niños y jóvenes.

El trabajo docente no ha decaído, a pesar de no

tener contacto presencial siguen desarrollando clases

innovadoras y atractivas. Un ejemplo de aquello, es la

gestión que llevó a cabo la profesora de turismo, quien

conectó a sus alumnos con un senador estadounidense

para que les ilustrara sobre su trabajo y cómo es vivir en

Estados Unidos. Esto, al mismo tiempo, les ha permitido

poner en práctica el inglés aprendido.

Quién también se sumó a la iniciativa, es un profesor

chileno que vive en Australia. Desde allá se conecta con

los jóvenes para mostrarles el país y algunas atracciones

turísticas. Todas estas acciones extraprogramáticas han

sido muy bien recibidas por los apoderados y alumnos,

pues se han dado cuenta que con algunas modificacio-

nes, pueden volver a reencontrarse con su liceo.

El establecimiento hoy tiene una matrícula de más

de 300 alumnos y ofrece cinco especialidades. Estas son:

mecánica automotriz, servicios turísticos, gastronomía,

construcción de estructuras metálicas y enfermería.

Para lograr avances en lenguaje y

matemáticas, en el Liceo Politécnico

Luis Cruz Martínez de Puerto Natales

decidieron dividir a los alumnos sin

distinción en grupos reducidos (...)

El cambio resultó, pues entendían las

materias mejor y los docentes avanzaron

más rápido en los contenidos.