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Revista de Educación •
Protagonistas
“Me preparé resolviendo ejercicios
de olimpiadas internacionales y
me enfoqué específicamente en los
problemas de años anteriores de EGMO.
El colegio me apoyó entregándome las
facilidades para participar de todas
estas actividades durante el horario
escolar cuando ha sido necesario”.
Fernanda Gutiérrez, chilena.
Medalla de Plata en EGMO 2020.
Ambas comentan que las olimpiadas internacionales
de matemática en general son instancias sumamente enri-
quecedoras, por lo que significa representar al país viajan-
do a otro distinto, hacer lo que a uno le apasiona y com-
partir con personas que vienen de otras partes del mundo.
“La Olimpiada Europea Femenina de Matemática EGMO
es la olimpiada de matemática femenina más importante
y prestigiosa del mundo. Es un evento realmente impor-
tante, porque trata de acercar a más mujeres al mundo
de las ciencias y esto genera que muchos talentos que se
encontraban escondidos bajo el estereotipo de que estos
estudios son masculinos, salgan a la luz y puedan volverse
a futuro un aporte crucial para mejorar y salvar vidas. La
EGMO logra que cada vez se pierdan menos talentos cien-
tíficos femeninos”, señala Lissette Marchandon.
A su vez, Fernanda agrega que “las olimpiadas de
matemática son grandes incentivos para trabajar habilida-
des científicas por gusto y son oportunidades de compar-
tir con otras personas de intereses similares. Participar es
una experiencia que vale la pena totalmente. La EGMO
en particular se enfoca en potenciar talentos femeninos y
creo que es un aporte para disminuir la diferencia de par-
ticipación científica entre hombres y mujeres, generada
por los estereotipos sociales”.
Aunque estaba un poco nerviosa con la prueba, la
experiencia para ella fue muy enriquecedora y divertida.
El comité organizador se encargó de programar activi-
dades todos los días y participó en la mayoría de estas,
incluyendo pintarse las uñas con decoraciones alusivas a
la competencia, fabricar un cubo de papel que se abre
infinitamente, diseñar un mosaico de cubos de Rubik y ser
parte de un foro hecho para las concursantes. “Una de las
actividades que más me gustó fue participar de un Bingo,
el cual consistía en encontrar participantes de la EGMO
2020 que cumplieran con ciertas definiciones, como haber
estado en Holanda, saber tocar algún instrumento musical,
entre otros. Esto me permitió conocer a muchas niñas y
hacer nuevas amigas”, cuenta.
En el caso de Fernanda, estaba de vacaciones cuan-
do supo que representaría a Chile. En ese momento
no estaba previsto competir en modalidad online, pero
igual lo disfrutó y quedó muy satisfecha pues mejoró los
resultados del año pasado. De hecho, ella participó en
la EGMO de 2019, donde obtuvo Mención Honrosa. “Se
hizo en Ucrania y fue una gran experiencia. Pude compar-
tir mucho más con las otras participantes y fue muy diver-
tido. Además tuvimos tiempo para conocer Kiev (capital
de Ucrania)”, recuerda.
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“LA VERDADERA MATEMÁTICA NOS INVITA
A PENSAR”
El interés de Fernanda por la matemática surgió “cuando
en el colegio me di cuenta que eran divertidas, porque era
como un juego llegar a las respuestas cada vez más rápido
(…) Lo que más me gusta es su simplicidad porque es muy
armonioso ver cómo todo tiene una razón de ser perfecta-
mente lógica”.
Lissette, por su parte, cuenta que hasta 8° básico sólo
conocía las matemáticas del colegio y, recuerda, eran un
poco monótonas y no tan divertidas. Pero en 1° medio eso
cambió: “tuve la suerte de tener un profesor muy bueno,
Patricio Santibáñez, quien me enseñó la verdadera ma-
temática, la cual nos invita a pensar y resolver problemas
más desafiantes. Es tremendamente importante valorar
el trabajo de nuestros buenos profesores, en especial
aquellos que se preocupan por dar una buena enseñanza,
perfeccionándose y focalizándose en motivarnos para que
nosotros podamos aprender. Hoy en día, la calidad docen-
te debe ser consecuente con su vocación y motivación por
la pedagogía, que en mi caso fueron claves para incenti-
varme a estudiar con mayor profundidad las matemáticas,
no sólo a mí, sino que a varios de mis compañeros”.
Ambas, poco a poco, comenzaron a incursionar en un
mundo donde los problemas matemáticos no se resuelven
en un minuto, sino que su desarrollo dura mucho más. “Y
a veces sus soluciones son tan cortas e ingeniosas que
sorprenden”, agrega Lissette, quien reconoce que una de
las cosas que la cautivó fue la satisfacción de resolver pro-
blemas de razonamiento y el hecho de notar que mientras
más problemas hacía, cada vez era capaz de resolver ejer-
cicios de mayor dificultad.
Pero no es fácil llegar a ser parte de una olimpiada. En
el caso de EGMO 2020, en enero hubo una prueba selecti-
va que definió quiénes formarían parte del equipo que re-
presentaría a Chile y los requisitos para darla eran no haber
rendido 4° medio y haber sido seleccionada para la Final
Nacional de la Olimpiada de Matemática 2019 (en la cual
participaron alrededor de 12.000 estudiantes de todo Chi-
le), o haberse inscrito en octubre de 2019 para rendir el se-
lectivo por medio del entrenamiento matemático femenino
de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Católica.
CÓMO SE PREPARARON LAS JÓVENES CHILENAS
Las dos escolares chilenas cuentan con un vasto registro de
olimpiadas nacionales e internacionales, pero eso no asegu-
ra un resultado. Para ellas fue fundamental practicar en sus
casas muchos ejercicios de matemática de alta complejidad.
“Para mí, la clave para prepararse para una olimpiada
y sobre todo de carácter mundial es la constancia, es de-
cir, entrenar todos los días y la mejor manera de hacerlo
es resolviendo problemas de olimpiadas anteriores”,
opina Lissette. Estrategia que comparte Fernanda, quien
asegura que “me preparé resolviendo ejercicios de olim-
piadas internacionales y me enfoqué específicamente en
los problemas de años anteriores de EGMO. El colegio
me apoyó entregándome las facilidades para participar
de todas estas actividades durante el horario escolar
cuando ha sido necesario”.
Las estudiantes contaron con el apoyo de la Facultad
de Matemáticas de la Pontificia Universidad Católica de
Chile (PUC), que las preparó con varios entrenamientos.
Y aquí hay que distinguir el entrenamiento básico feme-
nino, que es una actividad académica orientada a niñas
de 8° básico a 3° medio, y el entrenamiento matemático
avanzado en el que participan las niñas más talentosas
del grupo anterior.
Fernanda y Lissette han formado parte de estos cursos
y sus palabras indican lo significativo de estas experien-
cias: “el apoyo de la PUC ha sido esencial en una prepa-
ración en la cual llevo tres años”; “quiero dar especiales
agradecimientos a la que ya siento mi casa de estudio por
el cariño con que me acogen, entregándome conocimien-
tos de alto nivel”; “he tenido el privilegio de tener clases
con el profesor doctor Héctor Pastén, ex académico de
la Universidad de Harvard y la Universidad de Princeton”;
“el profesor nos enseñaba problemas desafiantes de ma-
temática y poco a poco nos iba explicando la solución, la
idea era que conociéramos distintas maneras de resolver
un problema”; “ojalá que todas estas iniciativas de apoyo
académico que lidera el decano Mario Ponce se manten-
gan y se potencien para que más escolares tengan la opor-
tunidad de desarrollar sus talentos”.
Ni siquiera el Covid-19 puso fin al entrenamiento
avanzado. Rápidamente, la PUC transformó estas clases
a modalidad online: “Fue una buena experiencia porque
funcionó bien: estuvimos presentes y el profesor nos pudo
explicar adecuadamente los ejercicios. Y después de la
olimpiada, el entrenamiento avanzado ha continuado de
manera virtual y se ha desarrollado de buena forma por-
que los organizadores se han esforzado en hacer que fun-
cione”, concluye Fernanda.
Lee las entrevistas a Fernanda Gutiérrez y Lissette
Marchandon en
www.revistadeeducacion.cl