Revista de
Educación
a++
a--
Zona pedagógica

Programa “Contigo Aprendo”: TESTIMONIOS DE UNA VIDA NUEVA

Alumnas y monitoras dan cuenta de los beneficios que les ha traído a sus vidas ser parte “Contigo Aprendo”, programa del Ministerio de Educación que está permitiendo a más de 7.000 personas a lo largo del país dejar de ser analfabetas.  En Chile todavía existen alrededor de 52 mil personas por año (cifra entregadas por […]

Alumnas y monitoras dan cuenta de los beneficios que les ha traído a sus vidas ser parte “Contigo Aprendo”, programa del Ministerio de Educación que está permitiendo a más de 7.000 personas a lo largo del país dejar de ser analfabetas.

 En Chile todavía existen alrededor de 52 mil personas por año (cifra entregadas por el INE del censo 2002 y desde los 10 hasta los 109 años de edad) que son “analfabetas funcionales” y en su mayoría corresponde a adultos, es decir no pueden comprender lo que leen, escriben y calculan. Hombres y mujeres que en su niñez vieron cerradas las puertas a la educación, por distintas razones: escasos recursos, pérdida de la madre o padre, tener que hacerse cargo de sus parientes o asumir trabajos tempranamente.

Sin embargo, ahora a esas personas se les está abriendo la posibilidad de retomar la enseñanza y aprender lo que tuvieron que dejar en su infancia y los convirtió en analfabetos, privándolos de posibilidades en el campo laboral y, la mayoría de las veces, rebajándolos en su dignidad y autoestima.

Gracias al plan de alfabetización “Contigo Aprendo”, del Ministerio de Educación es posible que adultos y jóvenes de entornos vulnerables y con bajas competencias en Lenguaje y Matemática, puedan continuar con una alfabetización inicial, e incluso seguir su formación en oficios o estudios de índole técnico-profesional.

Los encargados de enseñarles a juntar sus primeras palabras, a sumar y a restar, son monitores distribuidos en 40 Centros de Educación Integral de Adultos (CEIA) a lo largo del país, además de establecimientos habilitados para dictar clases como escuelas, bibliotecas públicas, telecentros, salas parroquiales y casas particulares.

Una de esas sedes es la sala multiuso perteneciente a la Junta de Vecinos Villa Valle Verde, de la comuna de Maipú, en la Región Metropolitana.

Después de un largo trayecto en micro, sorteando curvas, subidas y bajadas, se llega al recinto mencionado. En el segundo piso está la sala donde, junto a otras seis personas, asisten a clases regulares Felicia del Carmen Villagra y Rosalía Daza Fuentes.

 

“Nunca pensé que a estas alturas de mi vida volvería a estudiar, porque ya una se siente vieja”.

 

Un antes y un después

Para la señora Felicia, de 59 años, este proceso ha sido toda una aventura. En pocas palabras, “una nueva vida para mí. Ahora sé dónde ir, tomar micro, identificar los números. Estoy muy contenta.  Nunca pensé que a estas alturas de mi vida volvería a estudiar, porque ya uno se siente más vieja. He aprendido tantas cosas. Me digo: nunca es tarde para aprender, y quiero seguir aprendiendo”, cuenta emocionada.

Es madre de cuatro hijos y abuela de cuatro nietos. Todos están contentos de que ella estudie: “Lo hago para ellos y por mí, porque antes me sentía que no valía. Estaba en un callejón sin salida. Me aislaba. Me daba vergüenza opinar cualquier cosa. Ahora tengo más personalidad, las señoritas nos enseñan a hablar y a perder el miedo”, relata.

Cuando era niña llegó hasta 5° básico y por problemas de plata tuvo que dejar los estudios. “Después de un largo tiempo mi papá  me dijo vuelve, y yo le dije que no. Ya me había acostumbrado. Y pasó el tiempo…harto tiempo.

Tengo casi 60 años, estoy entrando a la tercera edad y me dieron ganas de aprender. Nunca imaginé que podía hacerlo, además que ya las cosas se van olvidando. Pero al contrario, se me abrió un mundo. Estoy feliz”, termina sonriente.

20150811_130625_f

Aprender es volver a nacer

         Rosalía Daza Fuentes, de 66 años, también alumna del plan, dice que para ella esto ha sido como volver a nacer. Asegura estar contenta y que necesita seguir aprendiendo para adquirir más personalidad y tener la gracia de poder conversar con otras personas. “Pertenezco a la iglesia y muchas veces los demás conversan y me siento aislada, humillada, avergonzada. Entonces mejor me voy a estar sola porque me siento mal”, señala.

Relata que cuando era chica fue maltratada por sus padres. Tenía 6 años cuando falleció su madre. “Y fui muy maltratada también por las personas que estaban alrededor de nosotros. Éramos una familia numerosa y tuve que hacerme cargo de mis hermanos. A mí se me negaron los estudios. Después crecí, me casé y me he preocupado de sacar adelante a mis hijos. Muchas veces ellos conversan, yo los escucho no más o me voy a mi pieza a encerrarme en mi soledad, porque me da vergüenza decir algo que no esté bien y me siento mal de no poder compartir con ellos”, se emociona Rosalía.

Prosigue: “Entré al programa por otra persona que tiene un bazar acá en el sector y que viene a estudiar. Me preguntó por qué no iba, le dije ¿Tú crees que me hará bien, a estas alturas? Ella me respondió que cómo no me va a ir bien si ella ya ha aprendido. Me dijo: yo te paso a buscar a las 10 de la mañana el martes. Yo te invito. Le respondí gracias, te espero. Y aquí estoy, llevo ya dos clases y no quiero dejar el curso”, cuenta.

“Lo que más me ha gustado es el recibimiento de las señoritas, son muy amorosas, cariñosas y tienen ‘haaarta’ paciencia, si no entendemos algo lo explican hasta que uno lo entiende. Son un siete”, finaliza.

Ambas alumnas ahora, gracias al Plan “Contigo Aprendo”, están juntando sus primeras letras y también venciendo la indiferencia de una sociedad que funciona como si todos supieran leer, escribir y sacar cuentas.

 

Las tutoras y su experiencia de enseñar

Los logros que están obteniendo estas alumnas no serían posibles sin el soporte pedagógico y emocional de profesoras como Claudia Carolina Soto y Francisca Seguel, mentoras de la sede Villa Valle Verde, de Maipú.

Aunque Claudia, es psicopedagoga, ingresó al plan para enseñar Lenguaje. “Si tuviera que expresar en pocas palabras lo que se siente, lo resumo en una sola: emoción”, dice.

Y explica la simpleza y efectividad de su método: “Tomo la información que viene poco codificada y trato de hacerla más sutil para las alumnas. Trabajo con ellas desde la experiencia de vida que traen. Mi misión es explorar sus caminos, descubrirlos y tomar el conocimiento técnico que las alumnas tienen, me apropio de ese bagaje cultural que es rico explotar y desde allí hago mis clases”.

Un ejemplo de ello: les pidió que elaboraran una maqueta del sector. Ellas  identificaron el entorno en donde se desenvuelven a diario, usando cajas de cartón y papel de envolver, replicaron tal cual el hospital, el retén de carabineros, el cuartel de bomberos, el paradero de micros.

Para Claudia también es gratificante ver que sus alumnas se interesan por aprender, que no se quedan ahí, que exigen más tareas,  y que van mejorando en cuanto a su personalidad.

“Al principio llegaron muy tímidas, pero ahora no le temen a sus dudas. Les decimos que acá nadie va a ser ridiculizado por formular una pregunta, al contrario tienen que hacerla, es la única manera que puedan avanzar”, agrega.

Por su parte, Francisca Seguel les enseña Lenguaje y Matemáticas. Está trabajando en esto desde el año 2008 y dice que es una experiencia estimulante.

“Al trabajar con adultos quien más aprende es uno, porque ya tienen un modelo de vida, de cómo enfrentar las distintas situaciones del día a día. Traen –como bien decía mi compañera- un bagaje cultural muy rico, y esas cosas hay que tomarlas, fortalecerlas y trabajarlas. Desde ahí hay que enseñar”, asegura.

“Nunca me voy a olvidar de mis estudiantes de 2008, que ahora están cursando enseñanza media. Donde voy, ellos van conmigo. No se los deja de lado, seguimos apoyándolos. La idea es que ellos puedan terminar la media y seguir con un oficio o profesión. Éste es el pie inicial. Para mí es una bendición y privilegio enseñarles”.

Las Matemáticas suelen ser para algunos una materia muy difícil, pero según cuenta Francisca: “Tengo la suerte de que todos mis alumnos son comerciantes y se desenvuelven muy bien con los números. Todo el cálculo lo han hecho siempre mentalmente son tan hábiles que eso me complica cuando quiero que lleven ese cálculo al papel”.

Lo que más destaca esta tutora del plan es el sentimiento que le produce observar  los logros de sus estudiantes. “Me alegra tanto cuando aprenden a escribir sus nombres, cuando son capaces de leer frases. Se me llena el corazón. Es lejos la experiencia más gratificante que he tenido en la vida”.

Tanto Claudia como Francisca concuerdan en que este programa debe continuar, atendiendo al considerable índice de analfabetos funcionales que delatan las cifras en nuestro país.  “El objetivo es lograr que a través de este plan todos sean alfabetizados, que terminen su escolaridad y ojalá continúen sus estudios”, concluyen.

20150811_134934_f

¿Qué es el Plan “Contigo Aprendo”?

Es una alternativa educativa para todas las personas jóvenes y adultas que no saben leer ni escribir, o que asistieron menos de cuatro años a la escuela. Permite a sus participantes aprender a leer, a escribir, a ejecutar operaciones matemáticas, así como también alcanzar el cuarto año de educación básica.

La Ministra de Educación Adriana Delpiano, valora esta iniciativa y destaca: “Con el programa ‘Contigo Aprendo’ nos estamos haciendo cargo de los adultos que no pudieron terminar su educación básica y media, y también podemos detectar tempranamente a los niños que están en riesgo de dejar el colegio. Sabemos que si un niño  abandona la escuela antes de 5° básico, lo más probable es que termine como analfabeto funcional, que es una persona que, habiendo pasado por la escuela, no tiene el dominio de la lectoescritura”.

Actualmente, alrededor de 7.000 estudiantes y 739 monitores y monitoras de alfabetización participan de este Plan, en 210 comunas de 11 regiones a nivel nacional.

Buscador - Encuentra aquí las noticias, crónicas y reportajes publicados por Revista de Educación.
¡Escríbenos!
Si tienes dudas o consultas respecto de los contenidos de la Revista de Educación, no dudes en contactarnos.