Revista de
Educación
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En el aula

MARCELA HENRÍQUEZ:“TENEMOS EL DESAFÍO DE DAR A CADA ESTUDIANTE LO QUE NECESITA PARA CUMPLIR SUS SUEÑOS”

Por su excelente y dedicada labor como educadora en Quirihue, una pequeña ciudad a 72 kilómetros de Chillán (Región del Biobío), esta profesora de Lenguaje fue elegida representante de Chile en el concurso Global Teacher Prize 2018. Distinción que la ubicó dentro de los 50 mejores educadores del mundo. Aunque no clasificó entre los 10 finalistas, la docente participó en la cumbre de educación que se desarrolló paralelamente Dubái. A continuación su historia como maestra.

Por su excelente y dedicada labor como educadora en Quirihue, una pequeña ciudad a 72 kilómetros de Chillán (Región del Biobío), esta profesora de Lenguaje fue elegida representante de Chile en el concurso Global Teacher Prize 2018. Distinción que la ubicó dentro de los 50 mejores educadores del mundo. Aunque no clasificó entre los 10 finalistas, la docente participó en la cumbre de educación que se desarrolló paralelamente Dubái. A continuación su historia como maestra.

Los fines de semana Marcela Henríquez no descansa, al menos no completamente. En su hogar organiza talleres de debate con alumnos de 2º y 3º medio. Sólo les pide un requisito: que tengan ganas de investigar, conversar y aprender. Es así como, con trabajo y entusiasmo, se han perfeccionado y han ganado dos veces el concurso “Leer, pensar y hablar”, los años 2007 y 2008.

En esa competencia, organizada por la Fundación Amigos del Arte y Educar Chile, se pedía a los jóvenes escribir un ensayo basándose en una obra literaria, siendo seleccionado como ganador por dos años consecutivos el Liceo Carlos Montané de Quirihue.

“Fue en ese momento que mis alumnos realmente se lucieron, respondieron todo correctamente, superaron al Instituto Nacional en 2007 y el año siguiente participamos y volvimos a ganar”, comenta orgullosa.

Pero, ¿qué es lo que hicieron en este taller de debate que en poco tiempo sus participantes lograron ser los mejores? La respuesta de la profesora es contundente: “Nosotros siempre conversamos mucho e investigamos muy bien los temas, habilidad que los jóvenes están perdiendo hoy. Yo los incentivo a que indaguen, busquen fuentes y dialoguen constantemente”.

La mejor alumna de la promoción que egresó del liceo en 2017 eligió estudiar pedagogía. “Ella participaba en mi taller de debate y en diciembre del año pasado ganó el Torneo Regional de Debates, organizado por la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Son estos logros los que me enorgullecen” cuenta.

LA ODISEA Y EL QUIJOTE VUELVEN A ENCANTAR

La idea de llevar a cabo un proyecto de debate partió en 2007. Surgió de la necesidad de propiciar instancias, fuera de la sala de clase, en donde los estudiantes le dieran rienda suelta al pensamiento crítico y la capacidad de argumentación a un nivel más alto.

Pero el debate no siempre llama la atención de todos los estudiantes y eso Marcela lo sabe. Por ello, ha elaborado distintas técnicas para encantarlos con la lectura. Y no con cualquier libro. Clásicos como la Ilíada y la Odisea son vinculados con películas como “Troya”, lo que ayuda a sus alumnos a entender mejor el acontecer de esa época y el contexto de las historias planteadas.

Lo mismo ha hecho con “El Quijote”. Esta historia se puede ver representada en muchas películas que han tomado el texto de Cervantes para hacer adaptaciones. “Quizás no directamente, pero que se han transformado en un ejemplo de cómo el Quijote no sólo es una obra literaria, sino también una forma de vivir y comprender la vida, de ahí surge el adjetivo “quijotesco”. Una de estas cintas es “Eddie the Eagle”.  Película que relata la vida de un deportista británico, lla

 

mado Michael Edwards, quien teniendo todos los pronósticos en contra, incluyendo burlas y falta de apoyo, lucha para alcanzar su sueño que es estar presente en los Juegos Olímpicos”, puntualiza.

Relacionar el valioso legado de Cervantes con hechos reales es una forma creativa de cautivar a los estudiantes. La docente agrega: “Otra película que puede servir de punto de partida para la lectura de la obra es “The Pursuit of Happyness”, que está basada en la historia real de Chris Gardner y en  la que se presenta el tema del idealismo y de la batalla de un hombre por alcanzar un sueño”.

Para los estudiantes que poseen un mayor hábito lector, la profesora sugiere  hacer la conexión entre “El Quijote” y la filosofía contemporánea, por ejemplo, a través del pensamiento de Miguel de Unamuno.

Sin embargo, antes de utilizar cualquiera de estas ideas, Marcela cree que es primordial que el docente ame el texto y lo disfrute: “Sólo así podrá despertar en sus estudiantes el interés por conocer la historia. Nosotros debemos ser el primer filtro lector, porque ¿cómo voy a inspirar la lectura de un texto que a mí no me inspira?”

Además, para complementar sus clases la docente actualmente se perfecciona en el teatro. Está convencida de que las artes escénicas mejorarán su expresión corporal, muy útil a la hora de impartir clases y enfrentar a sus alumnos.

“Cuando me paro ante un curso que no ha desarrollado el hábito lector durante sus primeros años de vida, que es cuando se supone que se fomenta el gusto por la lectura, hago que piensen en la lectura. Me he encontrado con chicos de 14 y 15 años que recién han empezado a leer relatos y cuentos. Entonces mi primera obligación es reencarnarlos con el hábito lector. Uno de los errores que cometemos los profesores es seguir avanzando con el currículum sin prestar atención a los vacíos que hay detrás”.

EL IMPACTO DE UN BUEN DOCENTE

La profesora representante de Chile ante el mundo en el Global Teacher Prize 2018 releva la importancia de que los educadores causen un impacto positivo en sus estudiantes, los motiven y los acerquen a la lectura.

Ella, oriunda de Quirihue, nació en el seno de una familia marcada por la docencia. Sus tías, hermano y madre eran justamente profesores. Y esta última, quien tenía formación normalista, fue su principal referente.

Marcela recuerda la especial dedicación que su madre ponía en cada material que preparaba para sus alumnos, algo que hoy ella intenta replicar a la hora de escoger los textos para sus clases.

Cuenta que cuando era pequeña asistía a la Escuela Nueva América, (establecimiento donde su madre era docente), allí potenciaron sus habilidades con las letras. Menciona con especial cariño a Norma Soto, una de las personas que la marcó positivamente en Kínder. “Ella con paciencia y afecto me enseñó a leer. Eso despertó en mí las ganas de enseñar, al darme cuenta que la pedagogía era un mundo netamente humanista, con una especial preocupación por el otro”.

Luego, desde primero a cuarto básico, tuvo como profesora general a Magdalena Benavente, quien le pedía que escribiera poemas para después recitarlos. Su amor por las letras crecía.

Posteriormente, entró al Liceo Carlos Montané Castro, donde estuvo hasta primero medio. Por razones personales emigró a Chillán y allí estudió en el Liceo de Niñas Marta Brunet hasta egresar de enseñanza media.

Fue en ese instante cuando, con solo 16 años, experimentó una temprana maternidad, aunque el hecho no fue un impedimento para seguir estudiando. Y es que ella nunca pensó en dejar sus estudios, y contaba con el apoyo de su familia.  Y así fue como a poco de nacer su hija, volvió al colegio.

RUMBO A LA UNIVERSIDAD: ¿DERECHO O PEDAGOGÍA?

En esa disyuntiva se encontraba al postular a la universidad. Tenía que decidir qué hacer, por un momento pensó estudiar Derecho pues así tendría mayor estabilidad económica. Sin embargo, las ganas de enseñar y trabajar directamente con personas fueron más potentes. En 1997 entró a pedagogía en español en la Universidad de Concepción.

En su último año de estudios y mientras preparaba su tesis final, ya ejercía la docencia. Aprovechó la oportunidad de un reemplazo en el Liceo Enrique Molina en Concepción.

En 2002 recibió su título y fue contratada con 14 horas en el Liceo Carlos Montané Castro. Ella no dudó en trabajar ahí, ya que había sido su colegio. “La primera vez que estuve a la cabeza de un curso fue ante un primero medio. Fue una experiencia gratificante. Aunque eran un poco desordenados, los pude manejar y al poco tiempo formé vínculos con ellos. De hecho, una de las personas que estaba en ese curso hoy es mi colega, porque cuando yo empecé tenía apenas 22 años”, recuerda.

PASANTÍAS, MAGÍSTER Y DOCTORADO

Marcela se ha perfeccionado constantemente, formando fuertes lazos con sus maestros más cercanos. Uno de ellos fue el profesor Gilberto Triviño, de la Universidad de Concepción. Él vio el esfuerzo que siempre mostró en sus clases y la orientó en el camino de los estudios, impulsándola a ser más.

Siguiendo sus consejos, el año 2006 ingresó a un Magíster en Literatura Hispánica en esa casa de estudios. Siempre destacó por su buen rendimiento.

Calificaciones que le sirvieron para postular a las becas ofrecidas por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT), para quienes hacen doctorados. No obstante, Marcela para postular tuvo que reunir todos sus antecedentes como maestra. Para ese entonces, no solo se había desempeñado en  liceos, sino también como educadora de adultos en las zonas rurales del Biobío. Recuerda que en 2002 fue invitada a Coelemu a ser monitora de un taller literario  para jefas de hogar con problemas de violencia intrafamiliar, el cual era financiado por la Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Mujer (Prodemu). Al concluir esa experiencia publicaron de manera artesanal un libro.

Al año siguiente y hasta el 2007 trabajó en “Chile Califica”, oportunidad en la que educó a adultos del sector rural de Coelemu, todos los fines de semana por cinco años. “Muchas veces les hice clases a personas que llevaban más de 50 años fuera del sistema escolar. Con la ayuda que les estábamos brindando iban a acceder a su licencia de enseñanza media y podrían ayudar a sus hijos con las tareas, lo que antes no estaban en condiciones de hacer”, cuenta.

Todo ello la hizo acreedora de una beca en 2009 para estudiar un doctorado en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Concepción, por seis años. Mientras, cumplía sus funciones docentes en el liceo.

En paralelo, tuvo dos estadías en el extranjero: la primera, en calidad de alumna investigadora en la Universidad Complutense de Madrid España, durante enero y febrero de 2011. Y la segunda, un curso de profundización en la ciudad española de León en 2012. Siempre con el respaldo de CONICYT.

“Todo este trabajo contribuyó a la investigación que estaba llevando a cabo sobre la re-escritura de la mitología griega en la literatura latinoamericana actual, tema que era parte de mi tesis doctoral. Fue una tremenda experiencia de vida”, señala Marcela.

ÚNICA CHILENA ENTRE LOS 50 FINALISTAS

Supo del concurso Global Teacher Price por primera vez en 2016, en las noticias. Y de alguna manera sintió no haber estado ahí, porque creía reunir las condiciones. Al año siguiente, recibió un correo electrónico con un sorpresivo anuncio: había sido nominada por el director del liceo, quien conocía muy bien su trayectoria laboral.

Para ese entonces, ella había alcanzado el nivel de Experta II en la Carrera Docente. Eso le dio confianza y aceptó la nominación, pero el tiempo pasó y se olvidó del asunto. Hasta septiembre de 2017, cuando al director le llegó una carta que decía que Marcela Henríquez era semifinalista del concurso a nivel nacional y debía enviar una foto y un video para presentarlo al jurado en la final.

Al poco tiempo le comunicaron a través de su hermano, quien también es docente en el liceo de Quirihue, que estaba entre los cinco chilenos finalistas. La ceremonia de premiación se llevó a cabo en octubre de 2017 en Santiago. Siendo elegido Eduardo Cortés como el mejor del país. Pero la competencia no terminaba ahí. Los cinco educadores participaron también en la semifinal mundial, donde un jurado extranjero debía escoger a 50 finalistas para asistir a la ceremonia de premiación internacional en Dubái.

Fue en esa instancia donde Marcela quedó seleccionada dentro de los 50 mejores del mundo. A pesar de no clasificar en la final, su nominación la hizo partícipe  en el “Foro Global de Educación  y Habilidades”  de la Fundación Varkey, en los Emiratos Árabes. Ceremonia que se realizó el pasado domingo 18 de marzo, paralelamente a la premiación del mejor profesor del mundo.

Al encuentro, la profesora de Quirihue viajó acompañada de Mario Santibáñez y Eligio Salamanca, los mismos docentes que el año pasado, representaron a nuestro país en el Global Teacher Prize. En esta ocasión intervinieron activamente en el foro de educación, instancia que reúne a todo el mundo, del ámbito privado y público, para compartir experiencias y promover la innovación y la educación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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