Revista de
Educación
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En el aula

LICEO SAN NICOLÁS: UN ESTABLECIMIENTO QUE BRILLA

El Liceo Polivalente San Nicolás se encuentra en una zona rural al norte de Chillán en la provincia de Ñuble. En ese lugar funciona el establecimiento público con mejor puntaje SIMCE del país, con una matrícula de 1 mil 400 alumnos, desde 7° básico a 4°medio.

El Liceo Polivalente San Nicolás se encuentra en una zona rural al norte de Chillán en la provincia de Ñuble. En ese lugar funciona el establecimiento público con mejor puntaje SIMCE del país, con una matrícula de 1 mil 400 alumnos, desde 7° básico a 4° medio: no selecciona a sus estudiantes y educa al 80% de niños más vulnerables del la zona. Además, dispone de 100 talleres gratuitos para el alumnado, demostrando que con trabajo y perseverancia se puede ser sobresaliente.

Al principio no fue fácil para el profesor de biología, Víctor Manuel Reyes. Él como muchos otros docentes, debía trabajar en más de un colegio para completar su jornada, hasta que, en el 1999, obtuvo una pasantía en Didáctica de la Ciencia en el país Vasco. “En ese momento sentí que hubo un antes y un después, puesto que en ese lugar pude abordar los currículos de trabajo con mis estudiantes, proceso que para mí fue de innovación y aprendizaje continuo”, cuenta.

Durante el 2004 el alcalde, Víctor Toro Leiva, de la comuna de San Nicolás, solicitó la ayuda del profesor para que se desempeñara como Jefe Técnico en el Departamento de Administración de Educación Municipal (DAEM). Cargo que Víctor Reyes ocupó hasta el 2007, cuando asumió la dirección del Liceo.

El colegio tenía solo 360 alumnos matriculados y 25 profesores. Cifra muy menor a la cantidad de estudiantes que ellos podían recibir. “Veíamos el futuro con incertidumbre, puesto que los alumnos se iban a buscar colegio a Chillán, entonces vimos amenazada nuestra fuente laboral al tener poca matrícula. La única esperanza que teníamos, era convertir esa amenaza en una posibilidad, porque no teníamos una proyección, solo queríamos intentar romper el paradigma al cual nos enfrentábamos”, explica.

Fue en ese instante en que tomó la decisión de trabajar por un lugar más innovador y con una impronta más vanguardista. Durante el 2011 realizó una pasantía a Canadá, en conjunto con el Instituto Virginio Gómez, que dependía de la Universidad de Concepción. Ese viaje le ayudó a aprender sobre articulaciones curriculares entre las escuelas y las universidades. Los resultados fueron excelentes, eso le permitió viajar, junto al alcalde, a Finlandia y conocer de cerca la experiencia y el material educativo que ellos utilizan con sus estudiantes. ”Todas estas experiencias la aplicamos acá en San Nicolás, por ese gran trabajo llegamos a ser Liceo Bicentenario”, agrega.

LOS CAMBIOS Y EL ROL DE LOS MENTORES

En las aulas se establecieron espacios temáticos para cada asignatura. Idea que a los maestros les resultó fácil de manejar, pues con ese cambio cada educador contaba con un aula acorde a las necesidades de su ramo. De esta manera, los alumnos no poseen una sala propia, ahora son ellos los que deben rotar por el colegio para asistir a sus clases. Esto fue positivo, les dio a los docentes mayor creatividad y autonomía en el aula.

El segundo cambio fue la creación de mentorías, las que estaban financiadas con los recursos que otorga la Subvención Escolar Preferencial (SEP) y en directa coordinación con la alcaldía de San Nicolás y con el DAEM.

”Esto consiste en que un maestro es elegido por sus pares, el que a su vez tiene a cargo a un grupo de profesores y en conjunto diseñan las propuestas. Por ejemplo, cuando nos reunimos planteamos estrategias educativas para mejorar nuestras clases, conversamos situaciones del aula trabajando en equipo. Esto nos permite entregar un mejor sistema educativo”, detalla Rodolfo Molina, mentor y coordinador del Departamento de Matemáticas del liceo.

Ha sido tanto el éxito de los mentores, que ya hay un mentor de lenguaje y otro de matemáticas, los que tienen el compromiso de trabajar con un grupo de 13 o 15 docentes. “Yo hago solo un consejo de profesores al semestre, pero me reúno permanentemente con los mentores para constatar y conversar sus necesidades”, señala el director Reyes.

Director Víctor Manuel Reyes

La fórmula es denominada “Liderazgo Distribuido”, rasgo definido por la Agencia de la Calidad de la Educación, en una visita a la escuela en marzo pasado. Sin embargo, esa forma aun es poco conocida en Chile, pero en San Nicolás lleva sustentando el proyecto educativo por más de seis años y los primeros resultados tienen muy contento al director, quien asegura que ha disminuido el estrés en los docentes y por ende ha bajado el número de licencias médicas. “En resumen, ellos están felices de ser parte de esta comunidad educativa”, señala

Nuevas modalidades, nuevos resultados

Otra práctica que funcionó en el liceo tiene relación con el “Agrupamiento Flexible”. Modalidad que se practica en los países de la OCDE y que Víctor Reyes pudo experimentar en su pasantía en Canadá. “En ese país se rompe el esquema educativo que manejamos por años en el nuestro. Allá no existen los cursos de 45 estudiantes, sino que se hace coincidir dos a tres cursos en una misma asignatura”.

Un ejemplo: durante la mañana de un martes trabajan 3 séptimos básicos en matemáticas. Éstos se dividen en grupos de 4 o 5 estudiantes, que se conforman mezclándolos de acuerdo con el rito de aprendizaje, las habilidades que han desarrollado y el estilo de enseñanza que ellos tienen.

Así el liceo va nivelando a sus alumnos según sus competencias iniciales. Una vez que él o la estudiante ha fortalecido sus conocimientos para avanzar de nivel o agrupamiento, los profesores le comunican al apoderado y se hace el cambio de grupo. Misma preocupación pone el liceo con los adolescentes que van aventajados dentro de un grupo.

Todos aquellos estudiantes que están preparados, por ejemplo en matemáticas, se están capacitando para participar en unas olimpiadas de la asignatura con el fin de potenciar sus habilidades. Todo el esfuerzo se vio reflejado en los resultados del SIMCE del año 2017. El profesor Molina señala: “Rindieron la prueba 229 alumnos, los cuales obtuvieron 301 puntos en lenguaje y 336 puntos en matemática y además, logramos bajar desde el 10,7 % de alumnos insuficientes del año 2016, al 1,9% el año 2017”.

100 Talleres

Actualmente el liceo cuenta con 150 docentes, los que se dividen en el área técnica y en los más de 100 talleres que el establecimiento imparte a sus alumnos de forma gratuita y son financiados a través de la Subvención Escolar Preferencial (SEP). Éstos van desde rodeo escolar, natación en la piscina municipal, atletismo, coro, música, artes musicales e idiomas (francés, alemán, chino mandarín e inglés) entre otros.

Una muestra, el taller de orquesta tiene 200 alumnos inscritos. Éstos se dividen en orquesta titular y en orquesta semillero y son dirigidos por 10 profesores de música y 6 de artes visuales. Para los docentes del San Nicolás es importante este tipo de aprendizaje, pues facilita para los niños conocimientos más complejos que pueden requerir en su vida estudiantil.

La cifra actual de estudiantes puede aumentar debido a un proyecto para mejorar la infraestructura del Ministerio de Desarrollo Social que el colegio se adjudicó. Con esto se espera que de aquí a marzo del 2019, la matrícula se acreciente exponencialmente hasta el 2020. El éxito de la gestión ha sido tanto, que incluso tenemos apoderados de Isla de Pascua que se trasladaron hasta acá a pedirnos tres cupos. Esto para nosotros es realmente espectacular” cuenta entusiasmado el director.

 

 

 

 

 

El área técnico profesional del liceo está compuesta por las siguientes especialidades: Elaboración Industrial de alimentos, Muebles y Terminaciones, Gastronomía, Química Industrial, las que son respaldadas por la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad de Biobío.

A pesar de que el establecimiento no cuenta con la especialidad de administración, se entregan aprendizajes de esa área, puesto que un alumno que decide estudiar gastronomía debe tener las herramientas necesarias para administrar su propio negocio una vez que termine sus estudios.

“Nosotros ubicamos las prácticas cuando los estudiantes salen de cuarto medio, las que son supervisadas por los mismos profesores del liceo y entre marzo y abril preparan los informes para mandarlos al Mineduc. Esto les permite a los adolescentes continuar con la segunda practica si así lo deciden”, señala Reyes.

La primera generación de profesionales

Los apoderados siempre confiaron en la premisa de hacer del liceo un mejor lugar para sus alumnos. Trabajo que rindió sus primeros frutos cuando los egresados del Liceo San Nicolás empezaron a quedar en la universidad.

“El establecimiento se abría en enero para que los alumnos, y sus familias pudieran revisar el puntaje PSU. Era emocionante ver a las mamás llorar al saber que sus hijos serían los primeros de la familia en estudiar una carrea universitaria, como ingeniería o medicina. Ese momento aún me aprieta el pecho, porque era demasiado importante ver que nuestros alumnos habían obtenido sobre 700 puntos en la PSU”, relata el director.

Hoy, aproximadamente un 85% de los jóvenes del liceo quedan en la universidad o en el área técnica de educación superior. Otros están viviendo en Suiza o vienen llegando de Estados Unidos por becas que se han ganado estudiando idiomas.

El gran éxito alcanzado por el Liceo San Nicolás reivindica la importancia de la Educación Pública y ayuda a “derribar lo imposible”, como dicen sus docentes, liderados por Rodolfo Molina. “Tenemos la oportunidad de crear confianza en los padres y en sus hijos elevando sus expectativas y a derribar las desigualdades y la pobreza, para dar esperanza a la comunidad rural de San Nicolás.

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