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“LA DIFERENCIACIÓN”: UN MODELO PRÁCTICO EN EL AULA

Durante el III Seminario de Inclusión en la Educación, organizado por Seminarium Certificación, la profesora Kristina Doubet del Departamento de Educación de la Universidad James Madison de Estados Unidos, junto  a Jessica Hockett, docente y coautora del libro “La Diferencia en la escuela media y secundaria”, comentaron las claves para hacer la educación más inclusiva.

Durante el III Seminario de Inclusión en la Educación, organizado por Seminarium Certificación, la profesora Kristina Doubet del Departamento de Educación de la Universidad James Madison de Estados Unidos, junto  a Jessica Hockett, docente y coautora del libro “La Diferencia en la escuela media y secundaria”, comentaron las claves para hacer la educación más inclusiva.

Desde el primer día que los educadores empezaron a tener alumnos en las aulas,  tenían que ser conscientes de lo diferente que son entre sí”, comenta Hockett, quien ha sido consultora educativa por más de 12 años, y se ha especializado en prácticas de agrupamiento en aulas y evaluaciones de programas.

Junto con Doubet llevaron a cabo una investigación sobre el tema, llegando a publicar “La Diferencia en la escuela media y secundaria” el año 2017. Libro que hoy es considerado una guía práctica orientada especialmente para los profesores.

En su última visita a nuestro país, las especialistas norteamericanas dieron a conocer la importancia de crear aulas saludables en nuestras escuelas, y a convertir el currículo en metas que sean significativas y adaptables para las diferentes tipos de aprendizaje, proporcionándoles a sus estudiantes experiencias participativas que los alientan a interactuar con sus compañeros en el aula.

¿QUÉ ES LA DIFERENCIACIÓN EN EDUCACIÓN?

Jessica Hockett entrega una de las muchas definiciones que tiene: “Es una forma de ver el aula con el objetivo de respetar las necesidades de aprendizaje de cada estudiante y así se logra maximizar las capacidades de cada uno de los alumnos para desarrollar una comunidad educativa sólida”. Por esto, los profesores deben ser capaces de respetar y evaluar los diferentes caminos para llegar a un mismo objetivo.

“Un ejemplo es cuando un profesor les entrega a sus alumnos tres problemas matemáticos para resolver. Algunos de sus estudiantes entendieron la actividad y la resolvieron de manera correcta. Otro grupo de ellos, se equivocaron en uno ejercicio, y otros no los resolvieron. Esto no significa que el profesor deba crear una planificación distinta para cada uno de sus niños”, comenta Hockett.

Para resolver de alguna manera esto, el profesor debe hallar patrones de evaluación. En este caso se encuentra tres para resolver las tres situaciones antes planteadas.

 

Foto: Kristina Doubet

“Es importante que los estudiantes puedan pensar en qué están fallando y replantearse los ejercicios, porque no sirve que ellos copien los ejercicios correctos, sino que tienen que ser capaces de descubrir qué era lo que han hecho mal y trabajar  todo los ejercicios de nuevo junto al profesor, para así ver donde están fallando”,    explica la experta.

Un error que comenten con frecuencia los profesores, es que frente a una situación como la descrita, les dan más ejercicios a los niños más aventajados. “Solo ayuda a mantener a los estudiantes más ocupados, pero no necesariamente aprenden más, con esto no estamos haciendo que piensen. Mientras que si le damos tareas analíticas, donde agregamos pensamiento crítico al ejercicio, sacamos a los niños de la “ruedita de hámster”, eso creo que es clave”, agrega Doubet.

De acuerdo al modelo de la educadora Carol Tomlinson (2014), la diferenciación es una respuesta “proactiva”, una palabra clave, que se demuestra en el comportamiento de todos los padres, ya que ellos donde ven una necesidad son capaces de responder ante ella. De esta misma forma deberían reaccionar los docentes para estar preparados cuando llegue el momento de despejar la inquietud de su alumno.

El modelo de Tomlinson, que presentamos a continuación, implica un mayor esfuerzo de los docentes. Así podrán ver como sus estudiantes responderán  bien y pueden crecer.

 

Foto: Jessica Hockett

Tal como el cuadro lo señala, al principio es necesario que exista un ambiente para producir aprendizaje significativo en los alumnos. Por ejemplo, es importante incluir en las aulas murales con fotos, libros e imágenes que ayuden a aprender, y a diferenciar una sala de clases con la sala de profesores.

Otro punto fundamental es tener un curriculum de calidad y evaluaciones relativas al  aprendizaje. También vale destacar dentro de los principios,  la preparación de los alumnos, de modo que estos tengan las herramientas necesarias y puedan argumentar ante los requerimientos del docente.

Lo antes planteado ilustra lo que son los principios básicos de la “diferenciación”. A partir de ello son los docentes quienes deben ajustar el contenido y todo lo que los alumnos están trabajando. Kristina asimila esto a la “plasticina”, ya que el docente es quien lo puede amoldar a su criterio. Sin embargo, ella advierte: “Es esencial que aprendan en el proceso, es decir, sé que esta “plasticina” la pueden modificar como deseen, pero lo relevante aquí es que los estudiantes lleguen a la meta. No importa si lo hacen con la mano o con otras cosas, lo que interesa es que logren el objetivo final”, concluye.

 

Para mayor información sobre las docentes, pueden visitar los siguientes sitios:

www.jessicaHockett.com

www.KristinaDoubet.com

 

 

 

 

 

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