Revista de
Educación
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Historia de la Revista

Revista de Educación: Más de 90 AÑOS AL SERVICIO DEL PAÍS

La edición N° 1 circuló en diciembre de 1928, bajo la dirección de Tomás Lago y la dependencia de la Subsecretaría del Ministerio de Educación. Ya ha transcurrido cerca de un siglo desde entonces y su mediática voz ha permanecido en alto, cruzando diferentes épocas, reformas, opiniones y poniendo en relieve los rostros de la esfera de la educación. Considerada un patrimonio educativo, cultural e histórico a nivel nacional, en la siguiente reseña celebramos la larga trayectoria de esta publicación, que ha estado al servicio de la institucionalidad y de los docentes chilenos.

“Una nueva educación para un nuevo Chile”. Esa consigna del programa de educación del gobierno del Presidente Gabriel Boric Font, refleja con precisión los desafíos y la impronta de esta administración. “La educación que necesitan las nuevas generaciones no puede seguir atrapada en la preparación de pruebas estandarizadas, una enseñanza mecánica y poco estimulante, y un sistema muy desigual. Impulsaremos un enfoque integral de la educación, que desarrolle la creatividad y el pensamiento crítico, que prepare para vivir en comunidad, y permita desplegar la diversidad de proyectos de vida, poniendo las artes, el deporte, el bienestar y el desarrollo humano en el centro del proceso educativo”.

A partir de la Revista N° 398 daremos a conocer las iniciativas impulsadas por el Mineduc con el propósito de avanzar con ese norte. Sin duda, y tal como se explicita en el programa de gobierno, la educación inicial -desde la mirada del aprendizaje integral como derecho de niñas y niños-, una nueva educación para Chile -que destaque por un compromiso nacional con la educación pública, el protagonismo de profesores, profesoras y asistentes de la educación, una educación para el siglo XXI y la inclusión escolar- y una educación superior inclusiva y de futuro, serán ejes de la mayor relevancia.

Queremos mantener a las comunidades educativas -docentes, directivos, asistentes de la educación, padres y apoderados- informadas acerca del sentido y progresos de las iniciativas que se irán tomando en cada una de estas áreas programáticas. ¡Los invitamos a leer la Revista de Educación!

Y, a continuación, les contamos brevemente la trayectoria de esta publicación, cuya edición N° 1 circuló en diciembre de 1928, bajo la dirección de Tomás Lago y la dependencia de la Subsecretaría del Ministerio de Educación. Ya ha transcurrido cerca de un siglo desde entonces y su mediática voz ha permanecido en alto, cruzando diferentes épocas, reformas, opiniones y poniendo en relieve los rostros de la esfera de la educación. Considerada un patrimonio educativo, cultural e histórico a nivel nacional, en la siguiente reseña celebramos esas más de nueve décadas en que la publicación ha estado al servicio de la institucionalidad y de los docentes chilenos.

LA PRIMERA ETAPA

Un artista y un folclorista. Dos nombres con una trayectoria indiscutida: Isaías Cabezón y Tomás Lago. El primero es considerado el precursor del oficio de cartelista en Chile, técnica que enseñó a sus alumnos de la Escuela de Bellas Artes de Santiago de Chile. Además, fue acuarelista, escenógrafo, curador de exposiciones e ilustrador de viñetas de libros y revistas. Expuso en París, Berlín, Roma y Madrid. Y participó en muestras colectivas de pintura chilena en Buenos Aires, Sevilla, Nueva York, Washington, París, San Francisco, Bogotá y Lima.

Lago, por su parte, fue un escritor dedicado. Investigó mucho acerca del origen y la historia de los oficios tradicionales. Publicó el libro Arte popular chileno (1971) y su famoso ensayo El huaso (1953), que aborda las costumbres campesinas desde una perspectiva histórica y antropológica, “se convirtió en una obra de referencia obligada para el conocimiento de la cultura tradicional chilena”[1]. Además, fue miembro fundador de la Sociedad de Escritores de Chile (1932) y de la Alianza de Intelectuales de Chile; organizó la Primera Feria del Libro de Santiago (1938) e impulsó la instauración del Premio Nacional de Literatura, oficializado en 1942.

Sus destacadas trayectorias no es lo único que tienen en común estos dos personajes: fueron ellos quienes pusieron en marcha la Revista de Educación, que acaba de cumplir 90 años de vida. Desde sus inicios, ambos figuran como “directores”. Pero Isaías permaneció en ese cargo solo unos meses, mientras Lago se dedicó por largo tiempo a esta tarea. Por ello se considera que el escritor y folclorista fue quien realmente fundó y dirigió la Revista de Educación.

UNA ENTREVISTA MEMORABLE

En el primer número de la Revista de Educación (diciembre de 1928), Tomás Lago publicó una entrevista que él mismo le hizo en Buenos Aires al español José Ortega y Gasset, uno de los más grandes filósofos del S. XX. Allí el entrevistado cuenta que su hijo, de 17 años, parece un americano y no tiene el menor interés por saber lo que ocurrió con los griegos durante el siglo de Pericles y se pregunta: ¿qué puede importarle a él la sabiduría clásica, entre los campos de sport y sus novelas de aventura? Luego, reflexiona sobre el fenómeno generacional:

Y así toda la última generación europea vive de tal modo dentro de su época que todo lo que no sea el presente y constituya su vida misma la tiene sin el más leve cuidado. Para mí esto es un síntoma, la Europa se rejuvenece de tal manera que parece que estuviese empezando una era inédita en la historia del mundo. Yo creo en vuestro porvenir, tienen Uds. grandes condiciones inempleadas todavía en estado de latencia. Cuando regrese a España voy a aprovechar un período de descanso que me corresponde iniciar, en escribir un libro sobre el concepto de pueblo joven. En verdad este concepto no había asumido nunca la significancia que ahora tiene, estoy seguro de encontrar en él insospechados hallazgos”.

Lago le pregunta acerca de la posibilidad de contar con un arte americano y conversan sobre la falta de tradición de los pueblos y su impacto en el ámbito artístico, lo que se está viviendo en Europa en esos años, la modernidad que se ha puesto de moda en el Viejo Continente y la realidad chilena en ese contexto.

También le pide al filósofo su opinión acerca de la “Escuela Activa” o “Escuela Nueva”. Un tema en boga en aquella época, en que las ideas del norteamericano John Dewey, impulsor de esta corriente, seguían causando controversia. Dewey afirmaba que cuando el niño llega al aula ‘ya es intensamente activo y el cometido de la educación consiste en tomar a su cargo esta actividad y orientarla”’.[2]

Al respecto, Ortega y Gasset señaló:

“Yo no creo que se pueda contestar a primera vista: la escuela activa es buena o la escuela activa es mala. Estas cosas no tienen ningún valor tomadas en abstracto. Eso sí, considero un error que porque un sistema da gran rendimiento en una parte, se le aplique a fardo cerrado en otra. Especialmente la educación necesita para cada caso un método particular”.[3]

Cabe recordar que la Escuela Activa era entendida como “‘un lugar que tendría el mínimo de salas, sólo las indispensables para ciertas clases que requieren escritorios. La verdadera enseñanza se daría en los talleres y en los campos de cultivo y de crianza, la verdadera escuela sería la que más se acerque a la naturaleza, la que tuviera el cielo por techo y el césped y la arena por pavimento, el horizonte por ventana y las flores, los frutos y los insectos, y los árboles por libros de estudio”’.[4]

LAS DÉCADAS DEL 30 Y DEL 40

Pronto comenzaron a divulgarse en la Revista de Educación trabajos de colaboradores tan distinguidos como Gabriela Mistral, Hernán Díaz Arrieta (Alone), Ricardo Latcham, Luis Durand, Mariano Latorre, Marta Brunet, Nicomedes Guzmán, Joaquín Edwards Bello, Darío Salas, Moisés Mussa, Roberto Munizaga, Amanda Labarca, Luis Gómez Catalán, Juan Gómez Millas, Luis Galdames, Guillermo Feliú Cruz y Eugenio Pereira Salas, entre muchos otros próceres de la educación chilena. Y también internacional, como los pasos que daban en Europa, María Montessori, con su método innovador para la educación de la primera infancia y F. Froebel en la misma área. John Dewey en estados Unidos, Jean Piaget y otros referentes de gran impacto.

Y así se empezó a dar forma a la Revista de Educación de la llamada “Primera Época”, que se extendió hasta 1941.

Sin embargo, en la década del 30 la Revista tuvo una circulación discontinua. “Probablemente fuera reflejo de la etapa de retroceso general que vivió la educación chilena como efecto de la inestabilidad política y la crisis económica y del financiamiento público”[5], señala el docente e investigador Iván Núñez Prieto, Premio Nacional de Ciencias de la Educación 2015. Destaca que en ese período tuvo lugar la caída del régimen de Carlos Ibáñez del Campo (1931), el “crash” de 1929 y el quiebre de la industria salitrera.   

“La inversión pública en educación cayó gravemente, deteriorando todos los indicadores de desarrollo educacional, en un contexto de fuerte crisis en la calidad de vida de los chilenos. Agréguese a lo anterior que el gobierno de Arturo Alessandri llevó a cabo una política conservadora en materia educacional. En estas condiciones, mantener una Revista de Educación fue casi un milagro”[6], concluye.

GABRIELA MISTRAL, LA COLABORADORA ESTRELLA

Si hay alguien que ha traspasado el límite impuesto por los tiempos, incluso el de su propia muerte, y se ha hecho presente a lo largo de toda la historia de la Revista, ésa es Gabriela Mistral (1889 – 1957).

Sus impresiones en el Congreso de Protección a la Infancia realizado en Ginebra (Suiza) en 1928, donde participaron “franceses risueños y ordenados; alemanes cargados de folletos; polacos muy ansiosos de contar la nueva Polonia pujante; ingleses y yanquis”[7], quedaron plasmadas en la Revista de Educación N° 326 de 2006, un número especial con el que se celebraron los 78 años de la publicación.

En ese texto ella daba a conocer su profunda admiración al educador suizo M. Adolfo Ferriere, quien pese a no asistir envió a su prima para leer un resumen de su trabajo sobre las escuelas al aire libre. Para Gabriela, este hombre, sordomudo, era de otro planeta y trabajaba con vehemencia para un mundo que desconocía gracias a una suerte de poder de “adivinación sobrenatural del él, haciéndose a puro anhelo una especie de duplicación de los sentidos que le faltan”.[8]

Y sería justamente en la Revista de Educación N° 326 donde ella también aborda cómo se puso en funcionamiento una escuela granja en México, luego de su estadía en ese país en 1923.

Y casi 50 años después de su muerte- la Revista de Educación le dedicó un número especial a la poetisa. “El 2007 culminó glorioso para nosotros y para ella. Más de dos toneladas de material mistraliano, procedente de Estados Unidos y perfectamente transportado en cajas especiales, fueron oficialmente recibidos en Chile. Gabriela se posa una vez más en su patria. Esta vez más misteriosa y contundente que nunca”, concluye la editorial e invita a los lectores a conocer a una Gabriela Mistral, íntima y total.

LA SEGUNDA ETAPA

En junio de 1941 la primera portada de ese año destaca el lema: “Gobernar es Educar”, escrito sobre la caricatura de lo que podría ser una profesora o una alumna. La frase, como es de público conocimiento, la acuñó el Presidente de la República el 24 de abril, mientras pronunciaba un discurso en la Universidad de Chile.

Pero desafortunadamente, por diversas razones, la Revista quedó suspendida en el tiempo.

Siete años después, en octubre de 1948, fue retomada en el gobierno de Gabriel González Videla y el N° 50 fue recibido con aplausos por parte de los profesores de todo el país y mereció positivos comentarios de la prensa:

“En sus ocho años de existencia, la Revista de Educación ha desarrollado una magnífica labor de divulgación y orientación en materia educacional. Sus columnas han estado también abiertas para todo cuanto lleva una manifestación literaria o científica, lo que se ha evidenciado con la publicación de abundante material de este género” (La Hora, 6 de octubre de 1948).

“En ese número se advierte a simple vista la alta finalidad de dicha publicación, en el sentido de servir como tribuna orientadora de nuestras actividades educacionales, a la vez que de órgano de difusión de la cultura en general” (El Diario Ilustrado, 6 de octubre de 1948).

Pero, a pesar de los elogios, se suspendió su circulación entre 1959 y 1967. ¿Qué ocurrió? Hasta mayo de 1959, la Revista se mantuvo con una regularidad aceptable, pero la educación pública no contaba con una base económica sólida para alcanzar sus objetivos. Así lo señala Iván Núñez en un artículo publicado en la edición N° 326, allí explica que se comenzaron a construir cada vez más escuelas por todos los rincones de Chile, se contrató cada vez a más profesores -aparecieron los “profesores Marmicoc”-, y todo ello con recursos escasos. “Por otra parte, en esos años se introducía en el sistema un nuevo modo de reformar la educación, el del ‘planeamiento integral’, de base científico-tecnológica. En ese escenario, una Revista de Educación no era prioridad, cuando los recursos seguían siendo escasos”,[9] afirma.

PROTAGONISMO EN LA REFORMA DE LOS AÑOS SESENTA

En octubre de 1967 tuvo lugar la segunda refundación de la Revista de Educación (N° 1, Nueva Época), durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva. A partir de esta edición, la publicación adquirió una regularidad y continuidad promedio mucho mayor que en su pasado y sus páginas fueron clave para dar a conocer la Reforma Educacional del gobierno.

En el primer número de la “Nueva Época” (N° 1, Año I), de octubre de 1967, anuncia: “La Enseñanza de la Ciencia para un Mundo que Cambia”, del profesor Paul Dehart Hurd, de la Universidad de Stanford; “Acerca del Nihilismo del Nuevo Estudiante”, del profesor Herbert A. Deane, vicedecano de las Facultades de Graduados de la Universidad de Columbia; “El Profesor como Especialista en Relaciones Humanas. Su preparación emocional frente al alumno”, de la profesora Esther P. Rothman, directora del Livingston School, N.Y.; “¿Pueden los Profesores sobrevivir a la Revolución Educacional?”, del profesor John W. Loughary, de la Universidad de Oregon; entre otros.

En esa edición hay un espacio dedicado a la Reforma Educacional. Y se publicaron íntegros los cuatro ejes de dicha Reforma: el Decreto N° 27.952 que modifica el sistema educacional (establece ocho años para la enseñanza básica y cuatro para la media); el Decreto N° 27.953 que crea el 7º básico; el Decreto N° 27.954 que establece la promoción automática en 1º y 2º básico y el Decreto N° 13.451 que fija el plan de estudios y normas de funcionamiento para 7º y 8º.

Los nuevos programas de enseñanza circularon como parte de la Revista. Basta ver la “Edición Especial N° 12” de agosto de 1969. En sus 296 páginas encontramos los nuevos programas de enseñanza básica. Y hasta la década de los 90 es frecuente encontrar los planes y programas oficiales de estudio para la enseñanza preescolar, básica, media y diferencial en las páginas de la publicación.

La Revista de Educación N° 9, de agosto de 1968, da cuenta de la nueva sede del Centro de Perfeccionamiento e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP) del Ministerio de Educación, ubicada en Lo Barnechea. La obra fue inaugurada el 14 de agosto de ese año por el Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva, junto al ministro de Educación, Máximo Pacheco y el ex ministro del ramo, a quien se debió la idea de la creación del Centro, profesor Juan Gómez Millas.

La Revista de Educación, que desde su creación dependió de la Subsecretaría de Educación (Decreto N° 975 bis de fecha 6 de abril de 1929), en 1976 pasó a cargo del CPEIP, en conformidad con el Decreto Supremo N° 536 de Educación.

FUNDAMENTAL PARA EL PERFECCIONAMIENTO DOCENTE

En el gobierno de Salvador Allende (1970 – 1973), la Revista continuó siendo entendida como el boletín técnico informativo del Ministerio de Educación y en sus ediciones N° 43-46, correspondiente a septiembre – diciembre de 1972, informó en profundidad acerca de la propuesta de Reforma Educacional, que consistía básicamente en la Escuela Nacional Unificada (ENU). La idea, según se argumentó, era debatir al respecto, sin embargo, la mencionada reforma quedó sin efecto.

Posteriormente, entre los años 1973 – 1990 del gobierno militar, la Revista de Educación circuló profusamente difundiendo las políticas educacionales instauradas por las autoridades de la época así como los nuevos planes y programas de estudio oficiales.

Es en este período cuando la Revista queda a cargo del CPEIP.  En su N° 57 (de julio – agosto 1976) señala: “al Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas, le ha sido transferida la responsabilidad de continuar las ediciones de la “Revista de Educación”, y luego puntualiza que el propósito es “hacer de la Revista un LUGAR DE ENCUENTRO”. Además, por primera vez, entró a competir en los quioscos de diarios.

VUELVE AL ALERO DE LA SUBSECRETARÍA

En junio de 1996 la Revista de Educación experimentó un nuevo cambio en términos institucionales: el Decreto Supremo N° 448 del 11 de ese mes, firmado por el Presidente de la República Eduardo Frei Ruiz-Tagle y el ministro de Educación, Sergio Molina Silva, estableció que “la Revista de Educación dependerá de la Subsecretaría de Educación”. Es decir, el CPEIP dejó de estar a cargo de la publicación.

En ese Decreto se señaló explícitamente: “La Revista de Educación es el Órgano Oficial de difusión del Ministerio de Educación y será uno de los medios que dicha Secretaría de Estado usará para el logro de los objetivos que le señala la ley y especialmente los que dicen relación con el desarrollo de la educación en todos sus niveles; contribuir a asegurar a toda la población el acceso a la educación básica; estimular la investigación científica, tecnológica y la creación artística y la protección e incremento del patrimonio cultural de la nación”.

El regreso a la democracia en 1990 -Patricio Aylwin asumió como Presidente de la República y Ricardo Lagos como ministro de Educación- no podía estar ausente de las páginas de la Revista de Educación. En la primera edición de ese año (N° 174) se informó sobre esta nueva etapa y los desafíos que enfrentaba la educación chilena.

Por esos días en sus páginas se publicaron íntegramente los Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios de la Educación Básica Chilena (1996); se transcribió el discurso del entonces Presidente Ricardo Lagos con ocasión de la promulgación de la Reforma Constitucional que estableció 12 años de escolaridad obligatoria y gratuita (2003), se dio a conocer el texto completo de la LOCE o Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (2006); se informó acerca del impacto de la Ley SEP o de Subvención Escolar Preferencial (2008); se anunció la nueva institucionalidad que se implementaría para mejorar la calidad de la educación, a raíz de la promulgación de la Ley General de Educación (2009); entre otros  avances significativos.

EL “BOOM” DE LO DIGITAL  

En marzo de 2018 comenzó un segundo mandato del Presidente Sebastián Piñera Echeñique. Y la Revista rápidamente dio a conocer la hoja de ruta de lo que se espera lograr en educación inicial, básica y técnico-profesional, pilares fundamentales para mejorar la calidad de la educación. Hubo un crucial cambio de mirada, un cambio que consiste en poner el foco en la sala de clases.

Todos los avances de esa reforma fueron quedando registrados en las páginas de la Reveduc, las que además se difundieron en formato digital.

Con la llegada del Presidente Gabriel Boric Font en marzo de 2022, se inicia una nueva etapa. Así se refleja en su programa de educación, cuyos avances irán quedando plasmados en nuestras páginas.
Y sus contenidos, ampliados y complementados en www.revistadeeducacion.cl


[1] En sitio web: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-100812.html. Tomás Lago Pinto (1903-1975). Santiago de Chile.

[2] WESTBROOK, Robert B. John Dewey (1859-1952). Este texto se publicó originalmente en Perspectivas: revista trimestral de educación comparada (París, UNESCO: Oficina Internacional de Educación), vol. XXIII, nos 1-2, 1993, págs. 289-305. Cita a Dewey, 1899, pág. 25.

[3] LAGO, Tomás. Cuatro preguntas a Ortega y Gasset. Revista de Educación n° 326, 2006. Santiago de Chile. Pág. 21.

[4] REYES, Leonora. Profesorado y trabajadores: Movimiento educacional, crisis educativa y reforma de 1928. Docencia Nº 40, mayo 2010. Pág. 43. Citando a Luis Gómez Catalán, quien fue uno de los máximos líderes de la Asociación General de Profesores, en Revista de Educación Primaria(1928), pág. 30-33, 36-42.

[5] NUÑEZ Prieto, Iván. Etapas en 78 años de historia de la Revista de Educación. Revista de Educación N° 326. Santiago de Chile. Pág. 6.

[6] NUÑEZ Prieto, Iván. Etapas en 78 años de historia de la Revista de Educación. Revista de Educación N° 326. Santiago de Chile. Pág. 6.

[7] MISTRAL, Gabriela. Informaciones: Un Congreso de Protección a la Infancia. Revista de Educación N° 326. Santiago de Chile. Pág. 26.

[8] MISTRAL, Gabriela. Informaciones: Un Congreso de Protección a la Infancia. Revista de Educación N° 326. Santiago de Chile. Pág. 26.

[9] NUÑEZ Prieto, Iván. Etapas en 78 años de historia de la Revista de Educación. Revista de Educación N° 326. Santiago de Chile. Pág. 7. SA’>[8]

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