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ACERCA DE ESAS “PENAS QUE ABRIGAN”

Las emociones en lenguaje para niños trae el nuevo libro de Ediciones de la JUNJI (Junta Nacional de Jardines Infantiles). Es una mágica invitación a los niños y niñas para que, en compañía de sus padres o educadores, conozcan la historia de Valentín y le den un sentido propio.

Las emociones en lenguaje para niños trae el nuevo libro de Ediciones de la JUNJI (Junta Nacional de Jardines Infantiles). Es una mágica invitación a los niños y niñas para que, en compañía de sus padres o educadores, conozcan la historia de Valentín y le den un sentido propio. 

Foto: Gentileza JUNJI.

“Llorar no era bueno, de eso estaba seguro. Se lo habían repetido tantas veces: “Hay que ser valiente, si es una heridita nada más, ya va a pasar”… Y cada vez que se le cerraba la garganta y los ojos se le volvían acuosos, él se las ingeniaba para que las lágrimas se quedaran bien adentro. Había desarrollado todo tipo de técnicas para controlar el llanto: Se escondía de él mismo y de los demás. Buscaba máscaras donde refugiarse. Se ponía desafíos que lo hicieran olvidar”.

Así comienza la historia de Valentín, un niño que por alguna causa está triste y que se transformó en el protagonista de “Penas que abrigan”, el nuevo libro de Ediciones de la JUNJI (Junta Nacional de Jardines Infantiles).

Su autora, Marion Acuña Reyes, profesora de Educación Básica en el Colegio Montessori Yerpún de Quilpué, cuenta que la idea de escribir este libro surgió de manera casual: “Quise relatar una historia que comenzó en la sala de clase cuando un alumno pasaba por un proceso difícil. Un día lo encontré escondido debajo de la mesa llorando y me di cuenta que se avergonzaba de llorar. Tenía 6 ó 7 años, iba en primero básico. Entonces, le dije que no hacía falta esconderse, que había que llorar sin vergüenza, a la luz, y que así se iba desenredando una lanita que tenía adentro”.

A partir de ese momento, comenzó a trabajar esta metáfora para construir una historia que ayudara a los niños a descubrir y manejar sus emociones.

“Un día la abuela –relata el texto- al abrir la despensa lo encontró. Llorar a la sombra no es bueno. Tienes que buscar el sol, si no te pierdes la lanita. La tristeza es un enredo grande que tienes dentro; hay que saber llorarla para que la madeja se ordene (…) Cuando ya tenía varias madejas ordenadas y unas cuantas tristezas menos, le preguntó a su abuela:

– ¿Y ahora qué?

El calor de un antiguo dolor es reconfortante –respondió, y tomó un par de palillos y le enseñó a tejer”.

Los niños, ¿cómo se contactan con las emociones?

Marion Acuña explica que en general ellos son muy espontáneos con sus emociones y las viven de manera intensa. “Si están felices, están felices. Si están tristes, están tristes. Pueden pasar de un estado a otro con mucha facilidad, pero se ven influenciados por el mundo de los adultos. Muchas veces les decimos que “no hay que llorar”, que “ya va a pasar”, que “no es para tanto”. O si tienen rabia, “no se dice esto tan enojado, dilo bien”. Al final vamos coartándolos, siendo que son grandes maestros en expresar sus emociones”.

Con este libro se busca: “validar el llanto y mostrar a los niños que el valiente no es el que no llora, sino el que se atreve a mirarse profundamente, a tomar contacto con aquel espacio propio de tristezas y oscuridades del cual pueden emerger más luces que sombras”.

Desirée López de Maturana, vicepresidenta ejecutiva de JUNJI, coincide con ella y destaca que “uno de los méritos de esta obra es poner el tema de las emociones en el diálogo cotidiano con los niños, ya sea en el jardín infantil o en la casa. Afortunadamente están todavía en una edad, en un período de la vida, en que no tienen muchas corazas frente a esto. Ellos se expresan libremente y si tienen pena lo dicen. Ahí se manifiesta el ser humano en toda su dimensión, pero los adultos los inhibimos. Con este libro, lo que queríamos decir es: “acá todos podemos tener pena y conversar sobre ello”.

Lo que la sorprendió, agrega, es que la obra también ha sido un aprendizaje para los adultos. “Ellos pueden mediar bien este libro y trabajar con los niños, pero deben ser capaces de manifestar sus emociones genuinamente y sin culpa, por lo que tiene que haber una experiencia previa. Cuando en el lanzamiento se leyó este libro, hubo inmediatamente una reacción en los adultos, abrió un canal para que todos sintieran que empatizaban con Valentín, el protagonista, y da lo mismo cuál era su pena, la gracia que tiene el texto es que no estereotipa ninguna situación que amerite la pena. El lector no sabe por qué siente eso, pero igual puede decir: “Yo lo entiendo porque he tenido mi propia pena”. Cada uno se conecta con esa emoción, que por lo general se oculta ya que está asociada al concepto de debilidad. Vivimos en una sociedad que se ha alejado de las emociones”.

El arte de las sombras chinas

Otra de las razones por las que JUNJI publicó este libro es por su original diseño. ”La propuesta estética era distinta, con láminas de color negro que representan cada escena jugando con la luz y la oscuridad”, señala Desirée López de Maturana.

Esto no es casualidad: el recurso artístico que mejor conocía Marion era el teatro de sombras. En 2002, cuando aún no incursionaba en la pedagogía, se tituló como actriz en la Pontificia Universidad Católica de Santiago y viajó a Barcelona. Allí tuvo la oportunidad de presenciar un espectáculo de sombras chinas. Le llamó la atención la técnica y al poco tiempo, formó una compañía de teatro de sombras con la cual montaba obras sencillas en colegios y municipalidades de esa ciudad.

Regresó a Chile 10 años después, luego de estudiar pedagogía básica en la Universitat de Barcelona, pero nunca dejó de admirar el teatro de sombras, que se vale de figuras proyectadas en una pantalla mediante un foco que ilumina desde atrás. Es probablemente el arte de títeres más antiguo; se cree que surgió con el hombre de las cavernas, quien al ver su silueta reflejada por el fuego creó el primer títere de sombra.

“Cuando comencé a escribir, pensé si era posible adaptar el teatro de sombras a un formato de libro –explica Marion Acuña-. Y poco a poco, con una cartulina negra y una tijera fui recortando figuras y logrando las imágenes que hoy se ven, me imaginé un libro que pudiera venir con una linterna y ser contado en la oscuridad”.

Cómo aprovechar este texto en la sala de clase

Los alumnos de 1º a 6º básico del Colegio Montessori Yerpún conocieron el contenido del texto el año pasado, mucho antes que se editara. Marion Acuña organizó un taller de lectura y durante toda una mañana fueron llegando grupos de 25, quienes disfrutaron de la historia. “Los más pequeños se quedaron impactados de que el protagonista estuviera tan triste, los más grandes me preguntaban cómo se me había ocurrido este cuento y algunos se acordaban cuando habíamos trabajado con sombras. Esa vez eran muchos los niños, no hubo tiempo para grandes reflexiones, pero con quienes he compartido el libro de manera personal me ha resultado interesante conocer la lectura que ellos hacen de por qué el niño está triste”.

Según la autora, la historia de Valentín puede ser aprovechada incluso en preescolar o jardín infantil. “En cada nivel sirve: por un lado, para trabajar el mundo de las emociones, reflexionar por ejemplo sobre en qué parte de mi cuerpo siento cada una de ellas, cómo las transmito, cuáles me resultan fáciles de comunicar y cuáles no, etc. Y por otro, permite abrirse al mundo de la imaginación y la creatividad a través del juego con sombras. A los niños les fascina poner las manos entre la linterna (que viene junto con el libro) y la pared, ir generando sombras y ver las que producen ciertos objetos cotidianos”.

Propone a los profesores dos actividades:

  1. Poner en forma vertical las ilustraciones del libro y proyectarlas con la ayuda de una linterna potente, invitando a los niños a reflexionar en torno a las emociones que se visualizan en cada lámina.
  2. Confeccionar con los alumnos marionetas o títeres recortando la silueta de una figura humana en cartulina negra y luego, distintas figuras al interior, por ejemplo círculos para hacer los ojos. Se le agregan brazos y piernas, que se recortan aparte y después se unen a la figura principal. “En una ocasión trabajé con chicos de primero y segundo básico, inventaron historias con sus marionetas, contaron qué les daba miedo a sus personajes y así comunicaron sus propios miedos”.

Instancia de encuentro para padres e hijos

Este libro está pensado para ser leído a oscuras, por lo que es ideal leerlo a los niños antes de dormir. “Las familias que han hecho ese ejercicio han quedado muy satisfechas. La linterna que acompaña el texto tiene menos potencia que una lámpara. Conozco chicos que lo piden siempre para irse a dormir, incluso pequeñitos que van al jardín infantil, les gusta”, asegura Marion Acuña.

Pero advierte que si un papá quiere trabajar este libro con su hijo para enseñarle a reconocer sus emociones, la primera recomendación es recordarle que el ejemplo está en los adultos. “El niño hablará de su pena si el papá, la mamá o el abuelo se abren a compartir con él una pena de verdad y le cuentan cómo le ha costado expresarla. Eso lo ayudará a vivir sus emociones de manera natural”.

Los tres mil ejemplares de “Penas que abrigan” ya están siendo distribuidos en los jardines infantiles de la JUNJI e instituciones afines. El público general lo puede encontrar a la venta en las librerías TAKK, Universitaria, Biblioteca Nacional-Lom, Metales Pesados, Altamira, Prosa Política, Lolita y USACH (Alameda 2229) y en la dirección nacional de JUNJI. En regiones, se encuentra en las sedes de JUNJI.

 

“Penas que abrigan”: el libro Nº 20

La Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) históricamente ha realizado publicaciones sobre educación parvularia, pero desde mayo de 2014 cuenta con un área editorial propia: Ediciones de la JUNJI, dedicada exclusivamente a la producción de libros sobre educación e infancia.

Uno de los ejes estratégicos de gestión de este organismo es el de liderazgo técnico – pedagógico. Por ello se ha creado la editorial: para contribuir con un medio permanente capaz de generar y difundir conocimiento en educación e infancia.

Desirée López de Maturana, vicepresidenta ejecutiva de JUNJI, explica que en el marco de la Reforma Educativa actual hubo que replantearse el sentido de varias tareas: “Una institución educativa debiera generar conocimiento. Si estamos diciendo que la JUNJI es una entidad pública, con 45 años de trayectoria, que se concentra en entregar educación parvularia y que es un referente a nivel nacional e internacional por la experiencia que tiene, entonces era necesario contar con una editorial donde las personas pudieran llegar directamente a consultar por temas relacionados con educación parvularia. Así surgió, físicamente está en la Casa de la Ciudadanía, un espacio que busca acercar el servicio público a la gente”.

Y agrega: “Hemos querido aportar de lleno a la calidad educativa y, como parte de eso, entramos al mundo editorial. Además de libros propios, estamos abiertos a recibir y evaluar proyectos externos. Así fue como llegó “Penas que abrigan”. Marion Acuña (autora del libro) tenía este proyecto, lo evaluamos con el equipo técnico y sus fortalezas para nosotros eran importantes. De alguna manera, era también hacer reforma dentro de los típicos libros orientados a niños y niñas”.

“Penas que abrigan” es el libro Nº 20 publicado por Editorial de la JUNJI. Entre sus obras, destacan: “¡Al paraíso le faltas tú!”, destinado a desarrollar la creatividad y la imaginación de los niños a partir de los dibujos del artista holandés Gam Klutier; “Anays, de Camarones”, que aborda el testimonio de una niña que vive en la Región de Arica y Parinacota y que habla de su vida entre camarones, petroglifos y momias chinchorro; y “Los niños del 70”, investigación inédita sobre la infancia de aquella década y el contexto en que se creó la JUNJI.

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