Revista de
Educación
a++
a--
Cultura

¿Desde dónde viene el arte?

No es necesario viajar hasta la cueva de Cántabra de Altamira, en Italia, para observar los asombrosos animales allí pintados. El Salar de Atacama y las cuencas del río Loa en el norte de nuestro país, retienen las huellas casi intactas del arte rupestre. Y en la Región de Aysén ocurre algo similar. Los invitamos a descubrir los inicios del arte, tanto en nuestro país como a nivel mundial.

No es necesario viajar hasta la cueva de Cántabra de Altamira, en Italia, para observar los asombrosos animales allí pintados. El Salar de Atacama y las cuencas del río Loa en el norte de nuestro país, retienen las huellas casi intactas del arte rupestre. Y en la Región de Aysén ocurre algo similar, pues allí los pintores nómades copiaron lo que veían a su alrededor: guanacos, y pisadas de choique o ñandú cordillerano. Los invitamos a descubrir los inicios del arte, tanto en nuestro país como a nivel mundial: Grecia y Roma lo impulsaron, el medioevo y las conquistas de los bárbaros dejaron su impronta y el Renacimiento hizo lo suyo. Y si de ballet se trata cómo no mencionar al rey Luis XIV de Francia, quien mandaba a componer piezas especiales en las óperas y las inauguraba él mismo danzando en el teatro.

Las primeras muestras de arte rupestre (prehistórico) en Europa occidental se concentran en España y el sur de Francia. Se trata de las cuevas de Altamira y las de Lascaux. En ambas se representan animales y escenas de caza. Son pinturas, en algunos casos, policromas con alto nivel de realismo, que exponen animales como caballos o bisontes, y en otras versiones aparecen figuras monocromas de humanos cazando.

Además, en otros sitios se han encontrado objetos tallados en hueso, cuernos de animal, piedra o modelados toscamente en arcilla. Algunas de las estatuillas tienen clara tendencia a denotar los atributos sexuales como las famosas Venus de Willendorf (Austria) y la Venus de Savignano (Italia).

Y también, están las enormes rocas, rudamente labradas, erguidas en solitario o combinadas formando una estructura, probablemente levantadas con fines religiosos, como sepulcros o en conmemoración de algún importante suceso comunitario. Grandes o pequeñas, todas estas obras son expresiones de arte del período neolítico y la edad de bronce.

LAS CUEVAS DE ALTAMIRA Y MUCHOS VESTIGIOS MÁS

Frente a esos vestigios artísticos, arqueólogos y científicos se ha formulado la pregunta: ¿para qué pintaban los primeros humanos? En busca de una posible respuesta dos artistas españoles del siglo XX, Juan Cabré y Francisco Benítez, salieron a la aventura.

Entre 1912 y 1936, este dúo recorrió a lomo de burro el territorio español tras las primeras obras de arte de la humanidad, con el fin de rescatarlas, ya que muchas de ellas con el paso de los años y la corrosión han ido desapareciendo. “Cabré y Benítez se jugaron la vida en riscos de cabras para calcar las pinturas directamente de los originales, usando lápiz y papel vegetal. Aquí tenemos 2.200 de sus calcos. Algunos de ellos todavía conservan tierra de las paredes de las cuevas”, cuenta Begoña Sánchez, bióloga del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y encargada de cuidar el “tesoro”. Y agrega que muchos de los equipos de arqueólogos que posteriormente han descubierto obras de arte rupestre en el mundo pueden ayudarse en sus análisis cotejando los centenarios calcos de esta colección.

Desde que la niña de 8 años, María Sanz de Sautuola, en 1879, descubrió los asombrosos animales pintados en la cueva de Cántabra de Altamira, los prehistoriadores lanzan sus hipótesis sobre que el arte rupestre es el primer lenguaje, la primera forma de transmitir conceptos con vocación de perdurar, afirman. Pero quien resumió magistralmente lo que provocan esos dibujos y pinturas de hace centenares de miles de años, fue el poeta español Rafael Alberti (1910-1999): “Parecía que las rocas bramaban. Allí, en rojo y negro, amontonados, lustrosos por las filtraciones de agua, estaban los bisontes, enfurecidos o en reposo. Un temblor milenario estremecía la sala”, escribió acerca de las cuevas de Altamira, que se calcula fue pintada en su techo y paredes rocosas, desde hace 35.000 hasta 15.000 años atrás.

Reportaje completo en: Revista de Educación N° 395.

Buscador - Encuentra aquí las noticias, crónicas y reportajes publicados por Revista de Educación.
¡Escríbenos!
Si tienes dudas o consultas respecto de los contenidos de la Revista de Educación, no dudes en contactarnos.