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Daniel Rodríguez, Secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación: “La educación no puede esperar”

“En un escenario tan complejo como éste, ser creativos y aprovecharlas herramientas que hay disponibles es fundamental: el hecho de que no podamos reproducir el espacio de aprendizaje de la escuela no significa que no podamos generar oportunidades novedosas de aprendizaje en lo cotidiano”, asegura a Revista de Educación. Lo que atravesamos como país a […]

Foto: Gentileza Agencia de Calidad de la Educación.

“En un escenario tan complejo como éste, ser creativos y aprovecharlas herramientas que hay disponibles es fundamental: el hecho de que no podamos reproducir el espacio de aprendizaje de la escuela no significa que no podamos generar oportunidades novedosas de aprendizaje en lo cotidiano”, asegura a Revista de Educación.

Lo que atravesamos como país a causa de la pandemia del COVID-19, en particular la sostenida suspensión de clases y la cuarentena en casa, plantea desafíos educativos que no se pueden enfrentar improvisando. Lo primero a descartar, dada la duración de la suspensión, es pensar que durante este tiempo la rutina escolar puede seguir exactamente igual. Lo cierto es que el ambiente que se crea en las aulas y el contacto directo entre estudiantes, profesores y directores tienen un valor que difícilmente reemplazarán las tecnologías. Asimismo, el rol mediador, facilitador y regulador del docente, como su capacidad para contener y conducir a los estudiantes y modelar una actitud frente a las dificultades, no es reemplazable. Sin embargo, en un escenario tan complejo como éste, ser creativos y aprovecharlas herramientas que hay disponibles es fundamental: el hecho de que no podamos reproducir el espacio de aprendizaje de la escuela no significa que no podamos generar oportunidades novedosas de aprendizaje en lo cotidiano. Mi intuición y experiencia como papá me hacen pensar que ya está ocurriendo masivamente en los hogares. En ese sentido, la plataforma “Aprendo en Línea” del Mineduc es una oportunidad para que los procesos de enseñanza y aprendizaje no se suspendan. Además de estar alineada con el currículum nacional, es fácil de usar y está orientada a estudiantes de los distintos niveles de enseñanza, incluyendo el técnico profesional, y también puede ser utilizada por profesores, padres y apoderados. Pero no es la única alternativa.

Precisamente, es aquí donde el rol y el compromiso de los padres y apoderados con la educación de sus hijos es clave. Si bien es cierto que el actual escenario puede ser abrumador para muchos (no es fácil cumplir con el trabajo, cuidar de la casa y además estar pendiente de los hijos, todo al mismo tiempo), también es una oportunidad para involucrarse más y ser protagonistas de su proceso formativo. No se trata de convertirse en profesor de la noche a la mañana –en ese sentido, los docentes también han debido adaptarse repentinamente a un nuevo formato de clases–, sino de acompañar en lo posible a los hijos y guiar sus procesos, lo que para muchos puede ser algo completamente nuevo. Existe evidencia robusta que sostiene que el involucramiento de los padres y apoderados es un factor determinante en el aprendizaje de los estudiantes. Si analizamos datos dela Agencia de Calidad de la Educación, se observa que en colegios donde los padres y apoderados mantienen una buena comunicación con las escuelas y participan de sus actividades, los estudiantes obtienen, en promedio, 17 puntos más en el Simce.

Columna completa en: Revista de Educación N° 389.

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