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CIENCIA ESCOLAR QUE PODRÍA AYUDAR AL PLANETA

El profesor Marco Riquelme junto a sus estudiantes Ángela Mardones y Bárbara Guerrero, están desarrollando una idea que puede ayudar a cambiar la problemática mundial que existe en torno a la degradación del plástico. Gracias a la investigación que han desarrollado en el laboratorio de su colegio.

El profesor Marco Riquelme junto a sus estudiantes Ángela Mardones y Bárbara Guerrero, están desarrollando una idea que puede ayudar a quizás logrará cambiar la problemática mundial que existe en torno a la degradación del plástico. Todo esto gracias a la investigación que están haciendo en un laboratorio escolar de la comuna de Pudahuel.

El proyecto conocido como “El Gusano de Galleria Mellonella” está siendo liderado por el profesor de biología Marco Riquelme Torres (53) y sus alumnas de cuarto medio del Colegio Santiago de la Red Educacional Crecemos, en la comuna de Pudahuel.

La investigación partió el 2017 por una inquietud de Maribel Quintana y Diego Aguilera, alumnos del mismo establecimiento. Ellos ya egresaron y no continuaron trabajando en el tema. Pero al poco tiempo, el profesor de biología retomó la idea y se la planteó a Ángela y Bárbara, para que trabajaran con él. Ambas ya eran parte de la Academia de Biotecnología del colegio y aceptaron el desafío.

INICIOS DE ESTA ACADEMIA

Esta iniciativa fue potenciada por el mismo profesor de biología, ya que durante el 2017, en su afán de fomentar las ciencias entre los jóvenes, gestionó unas horas de Biotecnología Aplicada para sus estudiantes, las que son impartidas por académicos de la Universidad Andrés Bello.

Pero comenzó a funcionar en 2018 formalmente como “academia” en el Colegio Santiago, con 30 cupos gratuitos para quienes estuvieran interesados en aprender más sobre ciencias. Al principio no fue fácil, pero lograron sacar adelante la idea y hoy existen alumnos de séptimo básico a cuarto medio investigando temas diversos. Gracias a los inscritos la academia continúa vigente.

“Ha sido muy productivo, porque nos han asesorado muy bien desde la Universidad Andrés Bello y desde el punto de vista científico nos han dado buenas ideas. Hoy sabemos cómo encausar los proyectos y darles un buen enfoque. Además, nos han ayudado con algunos implementos que aquí en el colegio no teníamos. Así que ha sido una buena instancia”, comenta el maestro.

Ángela Mardones comenta que el taller la ha ayudado significativamente a profundizar en las ciencias, porque antes sólo le interesaban las matemáticas. Sin embargo, con la ayuda del profesor se dio cuenta que existen muchas áreas de investigación. A raíz de eso, decidió postular el próximo año a ingeniería en biotecnología.

Trabajo que llena de orgullo al profesor, porque junto con la academia han logrado que los adolescentes formen sus propios proyectos e incluso cuando no son viables, los mismos jóvenes determinan las falencias, ya que son ellos los encargados de afinar y ver la factibilidad real del tema. “Mis alumnos tienen que ser capaces de crear, pues esto no se trata solo de ejecutar”, señala.

EL COMIENZO DE UNA GRAN IDEA

Desde el inicio de la academia, se han creado cinco proyectos. Todos con grandes expectativas de ser presentados en alguna feria científica escolar. Uno de ellos es el que está desarrollando Ángela y Bárbara, quienes lideran la investigación del “El Gusano de Galleria Mellonella” junto al profesor Marco Riquelme.

Con este proyecto se presentaron el año pasado a la ExpoCiencia Chile, feria que reúne a estudiantes de educación básica, media y universitaria de todo el país para exponer ideas relacionadas a la ciencia y tecnología. En ese evento, las estudiantes obtuvieron el segundo lugar, reconocimiento que les permite estar acreditadas para representar a Chile el 3 de diciembre del 2019, en el 35° Encuentro de Jóvenes Científicos en Salamanca, España.

El reconocimiento ha sido muy productivo para el grupo, asegura el docente, ya que no lo esperaban. En esa feria participaron numerosos colegios del país con excelentes investigaciones y el trío estaba consciente de que les quedaban algunos detalles pendientes, “que estamos perfeccionando después de clases para presentar un super trabajo a fin de año”, agrega Bárbara. 

UN HALLAZGO CON IMPACTO MEDIOAMBIENTAL

El proyecto, que se encuentra en etapa experimental, consiste en aislar las enterobacterias intestinales que habitan dentro del tubo digestivo del gusano Galleria Mellonella, para así formar colonias y experimentar con ellas mediante la biotecnología. De esta manera, buscan descubrir al microorganismo que vive dentro del gusano y que da paso a la degradación total del plástico.

Antecedentes que fueron obtenidos previamente por las alumnas, indicaban que ese gusano mastica el plástico, pero no se observa ningún rasgo dentro de sus fecas.

Cabe señalar, que el gusano analizado convive con las abejas y se alimenta de la cera de los paneles de la Región del Biobío. Dato no menor, si se toma en cuenta que la cera está compuesta por elementos muy similares al polietileno de baja densidad. Mismo componente que contienen las bolsas plásticas y, por ende, no es ajeno para él consumirlo, ya que posee el mismo compuesto químico.

Por otra parte, la mencionada especie no es exclusiva de Chile, pues existen registros de investigaciones en Inglaterra, Perú y Ecuador aunque con otros fines científicos.

BACTERIA DENTRO DEL GUSANO

El proceso inicial comenzó a dar resultados. Luego de 10 días de observaciones lograron reconocer la bacteria llamada científicamente Enterococus fecalis, dentro de los intestinos del gusano. Este dato fue sorpresivo para el equipo, por lo que deberán rediseñar el proyecto antes del viaje a España.

“Este hallazgo nos confirma que la bacteria sí está implicada en la degradación desde el punto de vista biológico del plástico. Con esta indagación, me atrevería a decir que estamos siendo pioneros en el tema, porque en el mundo aún no existen antecedentes que confirmen estos datos, ni siquiera en trabajos que se han realizado en la Universidad de Cambridge”, argumenta el profesor Riquelme.

El proyecto escolar debe seguir desarrollándose con ayuda y supervisión técnica, porque aún falta trabajarlo desde la biotecnología, para así comprender cuál es el componente bioquímico de la bacteria y poder optimizar los resultados científicos, afirman sus protagonistas.

DE INVESTIGADOR A DOCENTE

El profesor Marcos Riquelme se graduó en 1994 de Licenciatura en Biología, en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, donde fue ayudante, realizó clases y posteriormente se dedicó a la investigación. Tarea que a él le gustaba y en la que se proyectaba, pues tenía en mente seguir perfeccionándose fuera del país.

Sin embargo, por circunstancias personales debió dedicarse a la docencia. Según el mismo confiesa no era su primera opción, pero con el tiempo le fue tomando el gusto a dictar clases y desde entonces han pasado más de 15 años en a docencia.

A partir de 2004 ingresó a trabajar al Colegio de Santiago de Pudahuel a hacer clases de biología. Pero en él seguía vivo el gusto por investigar. Con el tiempo, logró combinar ambas pasiones al conseguir que la Academia de Biotecnología de la Universidad Andrés Bello destinara horas al establecimiento donde él trabajaba. Taller que están gestionando para el año 2020, porque según el maestro ha sido una muy buena instancia para detectar una mayor cantidad de niños con habilidades científicas.

“Me gustaría decirle a mis colegas que se atrevan a investigar con sus alumnos. Dentro de sus posibilidades, háganlo no tengan miedo a hacer investigaciones a nivel escolar, yo sé que los alumnos los van a sorprender. Y por último, guíenlos para que los proyectos que inventen puedan ser mostrados a la comunidad, porque de verdad pueden salir temas muy interesantes”, concluye.

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