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ARTE Y CIENCIA: ANIMALES DE PLAYA

“Soy una víctima. Los animales de playa me obligan a crearlos. Estoy feliz pero totalmente dependiente. Las “strandbeests” y yo somos simbióticos. Nos beneficiamos unos de otros. Ellos me dan un lugar en este mundo”, sentencia el artista holandés, Theo Jansen, haciendo referencia a sus colosales y fantásticas esculturas cinéticas, demostrando que el arte y la ciencia se pueden combinar y dar como resultado una nueva vida y ayudar también a cuidar el medioambiente.

Fotografía por Gottfried Junker ©Theo Jansen – Media Force

“Soy una víctima. Los animales de playa me obligan a crearlos. Estoy feliz pero totalmente dependiente. Las “strandbeests” y yo somos simbióticos. Nos beneficiamos unos de otros. Ellos me dan un lugar en este mundo”, sentencia el artista holandés, Theo Jansen, haciendo referencia a sus colosales y fantásticas esculturas cinéticas, demostrando que el arte y la ciencia se pueden combinar y dar como resultado una nueva vida y ayudar también a cuidar el medioambiente. De su singular obra derivaron multifacéticos talleres educativos para niños y jóvenes, que luego de presentarse en el Museo de Cerrillos salieron a recorrer Chile, de la mano de la Fundación Mar Adentro y el CNACC.

Los enormes esqueletos caminan, corren o se detienen en la arena de la playa y Theo, su creador, los acompaña y los acomoda según los designios del viento. Las criaturas son máquinas sutiles, hechas de tubos plásticos, cinta adhesiva e hilos, que parecen vivas, como si pertenecieran al reino animal. Estas estructuras pasan moviéndose con sus decenas de patas, velas infladas como cabelleras ondulantes y sus armoniosas articulaciones a la vista, van completamente libres a merced de la brisa. Se apuran, se detienen y luego siguen su curso ribeteando el mar. No tienen motor ni propulsores, son autónomas, la perfecta unión de la ciencia y el arte.

CRIATURAS CERCANAS A LA VIDA

El artista holandés, Theo Jansen, ingeniero, físico y matemático es el padre de aquellos extraordinarios “animales de playa”, como los ha bautizado él mismo. “Están hechos a partir de algoritmos, son esculturas cercanas a la vida que nos alientan a descubrir y reflexionar sobre la naturaleza y cómo nos relacionamos con el medio ambiente”, argumenta y agrega que con el tiempo sus esqueletos se han vuelto cada vez mejores para sobrevivir a elementos como tormentas y agua. Día a día los sigue perfeccionando. Confiesa estar obsesionado con poner a estos animales en manadas en las playas, para que puedan “vivir sus propias vidas”, esto para poner su legado en manos de las nuevas generaciones, para inspirarlos, que las acojan, las repliquen y las hagan parte de la naturaleza. “Las barreras entre el arte y la ingeniería existen solo en nuestra mente”, asegura.

Theo Jansen lleva casi tres décadas construyendo esas enormes figuras de casi 250 kilos, las que se han ido tornando cada vez más inteligentes gracias a la ingeniería cinética. Por ejemplo, ellos “saben” que no deben entrar al mar, solo transitar por la arena húmeda. También captan que deben llegar solo hasta las dunas en la parte de la arena seca, habilidad adquirida a punta de cálculos matemáticos y leyes de la física manejadas por su constructor el que, interesado en la exploración de programas algorítmicos de vida artificial, les ha implantado sensores para que no se metan al mar y botellas plásticas con aire comprimido para que se puedan mover cuando escasea el viento.

Fotografía por Loek Van Der Klis ©Theo Jansen – Media Force

PARA ENTENDER SU SOFISTICADO ENGRANAJE

Sus engranajes básicos consisten en piezas triangulares que se combinan según los trece números “sagrados” descubiertos mediante algoritmos. Se trata de un orden matemático establecido por 13 números que Jansen calculó hace 27 años en un computador Atari. Este algoritmo genético indica la longitud de los tubos que componen las piernas y las patas.

La anatomía de estas máquinas reside en un esqueleto de tubos plásticos, un cigüeñal, pieza mecánica que transforma el movimiento rectilíneo en circular y que permite el movimiento rotativo de las piernas y patas, cumpliendo la misma función de la columna vertebral de los seres humanos. Los más evolucionados, incluso poseen estómago y pequeños tubos internos que funcionan como músculos. También tienen alas o velas que transforman el viento en energía.

Por último, tienen un cerebro con nervios de tubos de PVC, que logran alargarse y acortarse como telescopio, siendo impulsados por aire presurizado.

Los animales también cuentan con mecanismos de control (sensores de agua y arena, blanda, sus ojos y oídos) que perciben los riesgos y además hacen que se sacudan para eliminar la arena en sus puntos sensibles de tracción y movimiento.

Como los tubos de PVC se van desgastando con la exposición al sol, lentamente pierden su color amarillo y con el paso del tiempo parecen huesos de fósiles. Eso los vuelve más “animales” y les da un aspecto prehistórico.

Plaudens Vela, Fotografía por Marco Zwinkels ©Theo Jansen – Media Force

A GANARLE TERRENO AL MAR

A Theo Jansen lo inspiró fuertemente su preocupación por las subidas de los niveles del mar a raíz del cambio climático: “El océano amenaza con reducir el territorio de los Países Bajos a sus dimensiones de tiempos medievales y todos sabemos que el espacio que quedaría no sería capaz de mantenernos lejos del agua, entonces podrían existir animales en la playa que tuvieran la misión de soltar arena en grandes cantidades para lanzarla al aire y lograr que el viento las sople hasta las dunas. Para eso estoy concibiendo unas criaturas que podrían influir en el equilibrio ecológico de la playa”, señaló en los años 90, cuando las estaba dando a luz, así explicaba la utilidad de sus “Animaris” o “Animalesde Mar” como los ha bautizado.

Vale recordar que él es de origen holandés y Holanda es la capital de las doce provincias que conforman los llamados Países Bajos, al noroeste del continente europeo, limitando con Alemania y Bélgica, que ocupan territorios históricamente disputados con el océano. Sin ir más lejos, en 1953, graves inundaciones en el borde costero provocaron devastación y más de un millar de muertos. Desde entonces fueron levantados gigantescos diques que mantienen a raya la fiereza del mar y conservan los terrenos.

Theo con sus “bestias”, denota inquietud por un problema que sobrepasa los límites geográficos y del arte, haciendo que sea inevitable preguntarse ¿qué pasará cuando ya no existan las actuales reservas de agua o arena? ¿podremos sobrevivir a una catástrofe ambiental? Basado en su pensamiento integrado del mundo, el artista invita a sumarse a una causa multidisciplinar que hoy atañe a los seres humanos de todo el planeta.

LA EXPOSICIÓN TAMBIÉN LLEGÓ A CHILE

“Algoritmos al Viento” se llamó la exposición que trajo en julio de este año a ocho de estas criaturas a Chile, que tuvo a más de 3 mil 500 asistentes en su inauguración y que hizo transitar a miles de personas para conocerlas. Tanta concurrencia se debe, sin duda, a la curiosidad que suscitan las obras de arte capaces de poner a los espectadores en un punto en que la realidad y la imaginación se funden para dar lugar a la aparición de otras realidades o mundos posibles, dicen los entendidos.

La Fundación Mar Adentro en conjunto con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio se encargaron de poner en escena la muestra y el sitio elegido fue el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos (CNACC). En la oportunidad se hicieron visitas guiadas para grupos y demostraciones con los “Animaris” en movimiento que maravillaron al público, tanto adulto como infantil.

Ambientadas con sonidos de viento, arena y mar fueron exhibidas las esculturas cinéticas, conocidas como “stranbeests” (en holandés), dos de las cuales tenían activada la opción de caminar. Al mismo tiempo, se dispusieron espacios con dibujos, ideas, publicaciones, objetos y modelos desarrollados por Jansen en su proceso creativo y de investigación. La multiplicidad de disciplinas quedó al descubierto: matemáticas, física, anatomía, aerodinámica, comprensión de la naturaleza y otras formas de relación con el medio ambiente, que se unieron para dar un espectáculo visual y sensitivo en la representación de una “nueva forma de vida”.

Foto: Gentileza Fundación Mar Adentro.

MÁQUINAS AL SERVICIO DE LA CREATIVIDAD

De la atractiva exposición se pudo pasar directo a las posibilidades educativas y de aprendizaje. “Los niños son quienes mejor entienden mi trabajo. Quizás es porque todavía tengo la libertad de pensar como ellos”, dijo Theo en su conferencia en Santiago, momentos antes de inaugurar la muestra “Algoritmos al Viento”, la que fue visitada por más de 47 mil personas en los dos meses y medio que estuvo abierta.

En este contexto se desarrolló un plan de extensión educativo prolongado (de mayo a diciembre 2018) y de alcance nacional, que abarca Santiago y regiones, y que dio vida a talleres en torno a biomimética, robótica, programación, escaneo 3D, robots virtuales, creatividad, observación, movimiento y participación, destinado a niños y jóvenes entre 6 y 25 años de edad. El diseño se hizo bajo la supervisión de los laboratorios de fabricación digital (FabLab) de la Universidad de Chile y la Universidad Católica de Chile. Ambos centros se enfocaron en actividades que apuntan a la comprensión de la tecnología y su uso creativo, entregando nociones científicas y de ingeniería a los participantes.

Algunos ejemplos: “Biomimética: innovaciones tecnológicas bioinspiradas”, que consiste en acercar a los participantes al mundo de las innovaciones tecnológicas inspiradas en la naturaleza, con el fin de que discutan y confeccionen nuevas tecnologías biomiméticas. “Sima Robot: programando robots sociales”, en donde se aprende a construir y programar un robot con el que se interactúa al final de la sesión. “Impresión 3D y esculturas cinéticas”, que integra las artes, el diseño y la ingeniería para fabricar una estructura móvil mediante la concreción de impresiones 3D.

Álvaro Meneses, de FabLab UC, sostiene que en el trabajo de Jansen se puede ver el espíritu de un gran fabricador junto con un relato artístico muy rico. “Es interesante darse cuenta de que un producto siempre tiene un relato, aunque no lo evidenciamos. Pensemos que las capacidades duras están separadas de las blandas, pero los mejores proyectos, aquellos que solucionan grandes problemas, siempre mezclan ambas cosas. Hacer estos talleres se relaciona con romper ese paradigma”, afirma, con la esperanza de que los niños que participen logren darse cuenta de que la tecnología y las máquinas están al servicio de la creatividad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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