Revista de
Educación
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Conversando a fondo

Alejandra Falabella, directora del Doctorado en Educación UAH-UDP: “Nuestra carta de navegación debe ser el currículum, no el Simce”

“Este es un modelo de evaluación que caducó, que no responde a las competencias que requerimos para el siglo XXI”, dice respecto al Simce la académica Alejandra Falabella, quien durante años se ha dedicado a analizar el impacto de este examen en las escuelas chilenas. Frente a los anuncios de reforma, ella propone un modelo de evaluación de tres anillos (nacional, local y a nivel de establecimiento), con foco en el currículum escolar y en la mejora efectiva de la educación. “Lo que no debe pasar nunca más es asociar los resultados de una prueba al cierre de un establecimiento”, advierte.

Foto: Gentileza Alejandra Falabella

“Este es un modelo de evaluación que caducó, que no responde a las competencias que requerimos para el siglo XXI”, dice respecto al Simce la académica Alejandra Falabella, quien durante años se ha dedicado a analizar el impacto de este examen en las escuelas chilenas. Frente a los anuncios de reforma, ella propone un modelo de evaluación de tres anillos (nacional, local y a nivel de establecimiento), con foco en el currículum escolar y en la mejora efectiva de la educación. “Lo que no debe pasar nunca más es asociar los resultados de una prueba al cierre de un establecimiento”, advierte.

Una de las políticas que impulsará el Ministerio de Educación en los próximos años es una reforma al Sistema de Aseguramiento de la Calidad y a la prueba Simce, por considerar que tiene consecuencias negativas para los establecimientos educacionales, por lo que buscarán reemplazarlo por un nuevo Sistema de Acompañamiento Educativo Integral. En esta entrevista, la directora del Doctorado en Educación UAH – UDP, Alejandra Falabella, quien lleva años estudiando este sistema de evaluación, entrega su visión y propone un nuevo modelo que funcione en tres niveles y ponga el currículum escolar en el centro.

¿Cuál es su opinión frente a la prueba Simce? ¿Ha servido en estos años para mejorar la calidad de la educación?

Lo primero que hay que entender es que el Simce es una política, no se puede entender solo como un instrumento. Es un entramado con varios elementos que tiene un enfoque de rendición de cuentas por resultados y con altas consecuencias. Entonces, resulta engañoso concebirlo como si fuese algo aislado, porque forma parte de todo un enfoque de evaluación.

Yo puedo responder respecto a si ha tenido alguna utilidad esto que nosotros llamamos “la política Simce” y diría que no. Por el contrario, lo que ha generado más bien son daños nocivos, lamentablemente. Ha empobrecido la educación en términos de los desafíos curriculares para la formación de los estudiantes.

Al hablar de empobrecimiento, ¿se refiere a que se han enseñado menos contenidos o con menor profundidad?

Hay varios efectos respecto de este tipo de evaluaciones, pero antes de responder quisiera dejar claro un principio: la evaluación solo tiene sentido en la medida en que ayuda a mejorar los procesos, pero el sistema de evaluación que tenemos hoy no mejora ni soluciona nada, sino que crea nuevos problemas o efectos negativos. Por ejemplo, genera estrés en los profesores y directores, el que muchas veces llega a niños y niñas, particularmente si provienen de contextos vulnerables. Los estudios muestran que los más afectados por estas presiones son los más pequeños: con niños de 2° o 4° básico se usa la amenaza, el premio, y ese tipo de tácticas.

Y respecto de la comprensión de la pedagogía, lo que sucede es que el currículum se reduce a lo que se mide. Lenguaje es bien complejo y abarca muchas dimensiones; la oralidad es algo que no se evalúa y también queda fuera todo lo que es la Comunicación y el Lenguaje Artístico, que tiene relación con otras asignaturas.

Lo que nosotros encontramos en los estudios es que las escuelas van construyendo un camino seguro, que es el track para asegurar buenos resultados. Y hay una receta Simce para eso, que tiene que ver con ir pasando más o menos rápido la materia, porque si el profesor va lento o profundizando, se quedan temas afuera. Entonces, hay todo un ordenamiento, un track de planificación durante el año que es altamente estructurado, a fin de abarcar todos los contenidos que se evalúan. Los profesores dicen: “Si yo quiero hacer cosas más innovadoras o creativas, trabajar otros contenidos, o hacer más lento el proceso y profundizar más, no alcanzo” y ahí entran a una zona de riesgo.

Las escuelas que han tenido históricamente mayor selección de estudiantes o que están en zonas con estudiantes más aventajados en términos de responder a las exigencias de este tipo de pruebas, tienen una mayor zona de seguridad y sienten menos esa tensión, pero cuando nos vamos a escuelas que reciben a niños y a niñas con mayor vulnerabilidad, con más dificultades para atender a las exigencias académicas, toda esta presión se vuelve mucho más fuerte.

En nuestros estudios, encontramos algo interesante: la prueba Simce es rendida entre octubre y principios de noviembre, y los profesores a partir de noviembre hacen clases distintas a las que hicieron durante el año. Un profesor de Lenguaje me decía: “yo ahora me atrevo a ponerle películas a los niños”, porque si lo hacía antes sentía que estaba perdiendo el tiempo. ¡Ver una película!, que es un recurso sencillo. Está ese temor.

Luego de más de 30 años de aplicación, ¿es hora de dejar atrás la evaluación escolar encauzada en el Simce? ¿Hasta qué punto esto tiene que ver con el cambio de paradigma del que habla el Mineduc?

Son hartos años, pero de un modelo de evaluación que caducó, fracasó, que se quedó atrás con los desafíos que tenemos en términos de formación de estudiantes y que no responde a las competencias que requerimos para el siglo XXI. El nuevo paradigma del Mineduc lo que busca es generar una formación integral. Una prueba con respuestas múltiples es imposible que responda a eso, no es capaz de hacerlo.

Quiero mencionar algo que no había dicho: tenemos el desafío de diseñar mejores instrumentos en términos de integralidad. Porque si uno quiere ser consistente con un currículum desafiante e integral, uno debiese pensar en hacer una prueba muestral, cada cierto número de años, pero más compleja, incorporando distintas competencias a las cuales queremos ir haciéndole seguimiento, como la oralidad o la creatividad, que son importantes y que no se miden con respuestas múltiples.

El reportaje completo lo podrán leer en la Revista de Educación N°400

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